• Extra #5

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Cadenas de oro

Con una gran noticia como esa, su cerebro aun no procesaba bien.
Por fin tendría lo que tanto había deseado por años, al lado de un Alpha que era apuesto y lo amaba de igual forma.

Entonces.

¿Por qué no se sentía feliz?

— ¡Yūji!— gritó al verlo.— ¿Por qué lloras?— al darse cuenta que el Omega no caminaba a su lado, Satoru regresó la vista, notando que el mayor se quedó inmóvil a mitad de pasillo.— Dime, ¿Te sientes mal?— tomó su rostro.— ¿Te duele algo?— estaba preocupado.

— ¿Qué?— reaccionó al tacto.— Yo no estoy...— creía que su Alpha se estaba equivocando.

Sin embargo, al tocar sus propios ojos se dio cuesta que estos se hallaban húmedos.
Una vieja sensación que no había experimentado desde que su padre murió, ya que, ni siquiera cuando "asēsinø" a su hermano se sintió mal por ello.

— Volvamos con la doctora.— agarró su mano, listo para regresar.

— No, no es necesario.— le detuvo.— Estoy bien.— limpió su rostro.

— ¿Sucede algo?— cuestionó.— ¿Acaso la noticia te molesto?— ahora que lo recordaba, Yūji ni siquiera reaccionó a su embarazo y esa expresión sería nunca desapareció de su rostro.

— ¿Qué?— le miró molesto.— Por supuesto que no.— habló firme.— Es lo que quería conseguir desde hace mucho tiempo, pero...— dudo.— Ahora que está aquí...— tocó su vientre con la mano libre.— no se cómo debería reaccionar.— desvío la mirada hacía el suelo.

— Yūji...— pronunció su nombre al verlo tan vulnerable.

Descubría que si había sentimientos, más allá de un alma fría.

— Estoy muy feliz.— sus lágrimas volvieron a salir.— Tendremos a nuestro bebé.— su cuerpo tembló.

Gracias a Shoko ahora tenía consciencia sobre la vida que se desarrollaba dentro de él, lo que cambiaba todo el plano.
Toda su vida cambiaría y descubría lo sentimental que era.

Lo cual odia, pues no quería que otros lo vieran actuando de esa forma, como un niño mimado que llora por recibir un regaño.
Detestaba la idea de llorar cuando tuviera un antojo, de reír sin sentido cuando escuchará alguna tontería.

Sin mencionar su cambio físico, lo cual limitaría su movilidad, siendo un Omega muy activo por el trabajo.

No cambia duda, las hormonas ya estaban surtiendo efecto sobre él.

— Ven aquí.— sin dudar lo envolvió en un abrazo.— Yo también estoy muy feliz.— tampoco sabía que decir sobre la situación.

En su memoria aún vivía el recuerdo de la discusión en el baño, donde Yūji lo llamó inútil por no poder embarazarlo.
Entendía que no era su culpa, y ahora que lo había conseguido su cerebro también estaba en blanco.

Después de todo lo que vivió, ni siquiera había planeado seguir con sus antiguos planes.
Estando al lado de su nuevo Omega, únicamente vivía un día a la vez.

— Satoru...— pronunció su nombre.

— ¿Si?— acarició sus rosados cabellos, sin dejar de abrazarlo.

— Tengo hambre...— aun si habían tomado el desayuno antes de salir, la situación le había devuelto el apetito.

Deseando comer un enorme tazón de ramen.

— Hahaha.— se echó a reír.— De acuerdo, volvamos a casa, yo mismo preparare lo que quieras.— dijo, antes de retomar su lento camino.

Aun tenían mucho que hablar con respecto a la situación, pero, por ahora, disfrutarían de su felicidad.

Cadenas de oro [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora