~ Eres mío.

716 78 9
                                    

Cadenas de oro

— Necesito follarte.— dijo, apenas el Omega estuvo debajo suyo.

Al abordar el auto detrás del peli blanco, Yūji le cuestionó su estado, sin embargo, rápidamente fue acorralado contra el asiento trasero.

— ¿Eres consciente de que estamos en el auto?— preguntó el mayor entre risas, aun si sentía su cuerpo se estremecía con cada palabra y respiración agitada que soltaba el Alpha.

— Necesito meterte la vrga en este momento.— le susurró cerca del oído, besando y lamiendo la piel del peli rosa a su paso.

Desesperado por liberar su estrés y tensión, usaría el agujero de Yūji para hacerlo cuanto antes, ignorando el hecho de estar aun en ese lugar, o en compañia del chofer, quien no sabía a donde mirar con la escena tan incómoda detrás de él.

— Bien, no te contengas.— autorizó, antes de que Satoru comenzara a desvertirlo con desesperación.

Guiándose únicamente por su cerebro y no por la marca, como en las otras ocasiones.
Esta vez, el Omega cedió por completo el control de su cuerpo, permitiendo que Gojō lo embistiese una y otra vez, en tantas posiciones como les fue posible, antes de sentirse completamente agotados y satisfechos.

— ¿Creíste en sus palabras?— el mayor rompió el silencio con aquella pregunta.

Abrazados para brindarse un poco de calor, ambos continuaban desnudos en el asiento trasero, permitiendo que su viaje iniciará por fin, luego de un par de horas y estando a pocos minutos del amanecer.

— No lo sé, aunque no puedo perdonar lo que me hizo, por un momento logre ver auténtico arrepentimiento en su rostro.— suspiro, antes de cerrar sus ojos por un momento.

— ¿Quieres que busque a las otras personas que mencionó?— quizá ellos serían de más utilizado.

— No es necesario... si Suguru no dijo nada, ellos probablemente tampoco sepan mucho.— sería como perder más tiempo valioso.

— Bien, por ahora volvamos a casa para descansar un poco y más tarde pensaremos en otra idea.— se relajó un poco, dejándose envolver por el fresco aroma que Satoru emanaba.

Teniendo un tema en común de conversación, ninguno se daba cuenta de que actuaban como si de una pareja enamorada se tratase... permitiendo que el contacto físico fuera más allá de un simple revolcón.

— ¿Podrías buscarlo?— soltó de la nada.

— Creí que no deseabas saber más de él.— inmediatamente supo de quien hablaba, sintiendo a su Omega vibrar por el enojó... estaba seguro que la sangre le hervía.

— Sólo quiero saber dónde está... además, lo que Suguru nos dijo no responde la otra pregunta.— recordó por un segundo la escena.— ¿Por qué razón mis propiedad están siendo puestas a su nombre?— en su mente, el albino se armaba dos teorías.

• Nanami realmente estaba en su contra y buscaba sacarle dinero, engañando incluso al resto.
• O todo era una mentira y lo hacía únicamente para guardar las apariencias con el verdadero criminal, consiguiendo así pasar desapercibido para continuar con su búsqueda sin problemas.

— ¿Tengo qué?— bufó con molestia.

— Estoy cumpliendo con mi parte del trato, dijiste que harías lo mismo.— se quejó un poco.

— De acuerdo, de acuerdo, lo haré pero, no quiero que me culpes después.— chasqueo la lengua, antes de comenzar a vestirse.

No sólo estaban cerca, ese comentario había roto la agradable atmósfera.

Cadenas de oro [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora