La habitación de Rachel en el hospital psiquiátrico estaba en completo silencio. Las paredes blancas y estériles parecían reflejar la soledad y el aislamiento que Rachel sentía. La luz tenue de la lámpara nocturna proyectaba sombras suaves en el suelo, creando un ambiente inquietante.
Rachel estaba acostada en su cama, mirando al techo con una expresión vacía en el rostro. Había pasado semanas intentando adaptarse a su nuevo entorno, pero la desesperación seguía siendo una constante en su vida. Había sido incapaz de convencer a nadie de la verdad, y su internamiento solo había incrementado su sensación de estar atrapada.
De repente, la atmósfera en la habitación cambió. Un frío helado se apoderó del aire, y la luz de la lámpara parpadeó de manera errática. Rachel sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y se incorporó, mirando a su alrededor con una creciente sensación de pánico.
La risa, esa maldita risa que había escuchado en sus pesadillas, comenzó a llenar el espacio. Rachel se volvió hacia la puerta de la habitación, su corazón latiendo con fuerza. El sonido de los pasos se acercaba, y la figura siniestra del monstruo apareció en la esquina de la habitación, su presencia envolviendo todo en una oscuridad aún más densa.
Rachel se quedó paralizada, mirando a la criatura que había temido durante tanto tiempo. La figura, con su rostro oculto en sombras, se movió lentamente hacia ella. Su risa se tornó en una voz gutural y burlona.
—Finalmente, Rachel... —dijo la criatura—. El ciclo está a punto de completarse.
Rachel intentó gritar, pero su voz se quedó atrapada en su garganta. La criatura avanzó, sus ojos brillando con una intensidad perturbadora. A medida que se acercaba, la oscuridad en la habitación se volvía más densa, como si estuviera siendo engullida por la sombra.
En un instante, la oscuridad se cerró sobre Rachel, y el terror la consumió por completo. Los médicos que estaban de guardia en el hospital no tardaron en notar un cambio. Se apresuraron a la habitación, pero encontraron a Rachel inconsciente en su cama, con signos de angustia en su rostro. A pesar de sus esfuerzos por reanimarla, el corazón de Rachel dejó de latir. Los médicos concluyeron que había sufrido un ataque al corazón, una tragedia inesperada en medio de su tratamiento.
Los meses pasaron, y la memoria de Rachel se desvaneció lentamente de la mente de quienes la conocían. Sin embargo, el terror no había terminado.
Un día, en la oficina del hospital, el teléfono sonó. La doctora que había estado a cargo de Rachel, que aún estaba lidiando con la conmoción de su fallecimiento, respondió con una voz cansada.
—Hospital Psiquiátrico de Greenwood, ¿en qué puedo ayudarle?
Al otro lado de la línea, una voz familiar y ominosa respondió con una calma inquietante.
—Ring Ring es tu fin... —dijo la voz, con un tono siniestro—.
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"Ring Ring es tu fin"
Mystery / ThrillerUn libro de "terror" que lo ise por aburrimiento