Prólogo

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Hace mucho tiempo, en un lugar cuyo nombre procuro olvidarme existió un príncipe. Era el hijo menor de seis hermanos, pero a diferencia de ellos nació con algo que lo hacía único, algo que lo distinguía de cualquier persona común: una belleza inigualable. Dicen que el príncipe Geto Suguru era tan hermoso que sus cuadros tuvieron un valor incalculable en aquel entonces. Era la piedra preciosa del palacio, del país.

El mito de su belleza cobró tanta popularidad que incontables personas viajaron a su paradero para comprobar la veracidad de esos rumores pero el rey, un padre extremadamente sobreprotector con su adorado hijo menor, jamás lo permitió. De hecho, prohibió la salida del príncipe al exterior y para garantizar su seguridad asignó doce valerosos soldados, los mejores de su ejército, para que lo protegieran todo el tiempo. Sin embargo, el más fuerte de ellos: Gojo Satoru, fue asignado como el guardaespaldas personal del príncipe. Tenía una estricta orden bajo juramento al rey que acompañaría a Geto todo el tiempo. No habría noche en la que no estaría a su lado, ni pasó que diera el príncipe sin que sea seguido por el soldado.

¿Seguirá siendo la lealtad el único sentimiento entre ellos?

Más allá de la lealtad | satosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora