Y de pronto, me encuentro en la cama, envuelta en un mar de preguntas. ¿Cómo, cuándo, por qué? ¿Por qué Diego? ¿Por qué esta necesidad incontrolable de estar a su lado.
No podía creerlo , me estaba enamorando. ¿Y por qué de él? él que me miraba con ojos fríos, que no permitía que nuestras miradas se encontraran por mucho tiempo? de él que me trataba bien, sí, pero solo por educación, sin dejar que sus sentimientos traspasaran la barrera que él mismo había construido.
Con tantos chicos en el mundo, ¿por qué mi corazón había elegido a alguien que no quería sentir nada por mí?
Estuve horas y horas reflexionando, tratando de encontrar respuestas a todas esas preguntas que me atormentaban.
Sin embargo, al final del día, me di cuenta de que no había recibido ni un solo mensaje ni una llamada de Diego, lo cual era muy extraño. La inquietud comenzó a crecer en mi interior, así que decidí llamarlo.
Al marcar su número, escuché la voz fría y distante de la operadora: "El teléfono que has marcado está apagado". Me quedé paralizada por un momento.
¿Qué podía significar eso? Era tan inusual para él. La preocupación se apoderó de mí. ¿Estaría bien? ¿Le habría pasado algo? Las dudas comenzaron a asediarme, y una sensación de inquietud se instaló en mi pecho.
Sin pensarlo dos veces, decidí que no podía quedarme de brazos cruzados. Tenía que averiguar qué estaba sucediendo.Así que me arriesgué a ir a su casa y al llegar ......
-¿Diego? te encuentras bien -mi voz temblaba ligeramente mientras golpeaba su puerta suavemente
- ¿Que quieres? vete de aquí -respondió con una voz que me preocupó.
-Oye ¿ esta todo bien alla adentro?, por favor dejame verte , se que no te encuentras bien.
-Dije que te fueras -respondió, esta vez con un tono más alto, casi como un gruñido.
-Si me voy no volverás a saber de mi , asi que abre la maldita puerta o jamás volverás a hablarme -la furia y la impotencia se apoderaron de mi y mi voz se alzó con una fuerza que ni yo misma esperaba
Solo escuché un silencio, no hubieron respuestas .Estaba a punto de darme la vuelta y marcharme, renunciando a mi intento por comprender lo que ocurría, cuando la puerta se abrió con un golpe seco
La mirada de Diego, llena de un dolor abismal, se cruzó con la mía su expresión era una mezcla de frustración y tristeza. Su cabello desordenado y las ojeras marcadas en su rostro me hicieron entender que no había estado durmiendo bien.
Pero lo que realmente me paralizó fueron los moretones que se asomaban bajo su piel. Un morado intenso se extendía por su mandíbula, y un par de marcas rojizas, casi violetas, adornaban su brazo izquierdo.
Mi mente se llenó de preguntas. ¿Qué le había pasado? ¿Quién se atrevió a hacerle daño? Un nudo se formó en mi garganta, la impotencia me invadió al ver cómo la persona que me tenía tan cautivada estaba sufriendo en silencio.
-Diego ¡¿ porque estas asi ? ! ¿¡que te ha pasado?! -la voz me salió ahogada -.Necesitaba saber qué lo atormentaba, necesitaba poder ayudarlo, aunque solo fuera a compartir la carga de su sufrimiento
Él se cruzó de brazos, como si intentara protegerse de mi preocupación.
-No necesito ayuda. Solo quiero estar solo.
-Pero no estás bien por favor, cuéntame que ha pasado-insistí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.
-Mira, no tengo ganas de hablar -dijo, evitando mi mirada.
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El destino de dos corazones
RomanceÉl la desafía con un pacto audaz: una relación sin etiquetas, un viaje sin mapas. ¿Un juego peligroso o la llave para encontrar la libertad? Ella se debate entre el miedo a lo desconocido y el anhelo de una conexión auténtica. ¿Podrá romper con las...