Guillermo estaba siendo torturado por las ordenes que Eregon le mandaba, sus poderes no funcionaban por las bajas temperaturas en donde se encontraba. Trataba de escapar de aquellas fuertes cadenas que lo tenían atado a lo que mas temía. Su rabia era casi inhumana, pues sabia que todo, absolutamente todo estaba siendo llevado a la mierda por culpa suya; pues se había enamorado de alguien a quien consideraba prohibido.
Lloraba por lo tonto que se sentía. Se lamentaba el haber sido tan estúpido en aquellos momentos, por a decir verdad, si había sido un completo estúpido porque todo lo que hizo en aquel entonces, ahora lo estaba perjudicando mas que a nada, cuando el pensaba que ya nunca mas tendría un problema relacionado.
Se arrepentía de todo: su pasado; por lo que el había cometido, pues el haberse confiado tanto lo había llevado a hacer cosas horribles... Cosas que a un heredero al trono lo llevaría mas que a la deshonra, y aquello podía darse a una muerte segura, pero sabían todos que Guillermo no lo hacia porque en verdad quería, sino porque estaba siendo utilizado, torturado por una fuerza indescriptiblemente fuerte, y gracias a su madre, quien tuvo el poder de ver a través de aquellos ojos de su hijo, sabiendo con rapidez que era lo que le pasaba y que en realidad, no era él mismo.
Ahora deseaba que su padre lo hubiera asesinado en cuando pudo, ya que estaba decidido a hacerlo, pero Guillermo era su único hijo y no tenia a otro voluntario para que pudiera gobernar su reino, y tampoco podía hacerlo porque aunque le era difícil admitirlo, lo amaba, amaba a su hijo como a nada en el mundo, solo que el orgullo lo cegaba completamente ademas de el miedo que tenia al reflejar sus sentimientos, por miedo al rechazo y a la desaprobación de su propio hijo.
Nicolas estaba como siempre dando vueltas aquí y allá, trayendo y dejando ingredientes para sus futuras pociones, algunas solo eran menjurjes extraños que sabían horrible, pero que daban un poder extraordinario, ya sea curativo o solo poderes varios, otros eran bebidas normales; jugos, que solo eran para acompañar cada comida del día, nada interesante. Hasta que recordó a Guillermo, su viejo amigo a quien le debía la vida por haberlo salvado de una salvaje casería de trolls que andaban cerca de su humilde choza.
Todo iba de maravilla, se sentía feliz porque simplemente el era una persona alegre, amigo de la naturaleza. Aun así, no podía negar que era feliz a pesar de siempre estar solo. Pero de repente, una fuerte visión paso por su cabeza, tan rápida como un rayo, y tan fuerte como un trueno. Detuvo toda actividad e hizo que muchos de esos frascos en los cuales aun estaban siendo manipulados por su magia, cayeran al piso rompiéndose en miles de pedazos.
--¿Y ahora que...?--un fuerte dolor de cabeza hizo que inconscientemente se pusiera las manos alrededor de ella. Imágenes extrañas pasaban con rapidez hasta que una imagen de Eregon se centro en su mente, riendo de manera desquiciada mientras miraba como una persona estaba siendo torturado por miles de demonios. tal vez solo eran espectros, pero al pasar a un lado de él, le hacían un daño enorme y muy doloroso. --¿Que es esto?--preguntó en un susurro, para luego soltar otro quejido al mismo tiempo que otra ráfaga de imágenes se filtraban sin su permiso en su mente. Ahora veía a un reino, ardiendo en llamas, con soldados de armaduras blancas y grises peleando con soldados de defensas rojo y negro. Muchos cuerpos tendidos en el suelo sin vida encharcadas de sangre, muchas personas hundidas en llanto y mucha desesperación por no ser asesinadas por el mando contrario era lo que se veía en aquellas imágenes. Todo esto era el mismísimo infierno siendo proyectado en lo que antes era un prospero reino, pero que ahora era un campo de batalla, en donde la muerte era la victoria digna; en donde la sangre era un trofeo para el guerrero.
Hasta que la vio ahí, una joven peleando de cuerpo a cuerpo con un soldado de armadura negra y cabello rojizo, piel blanca y ojos que proyectaban furia y venganza. Ella no se daba por vencida y diciendo miles de cosas para que se detuviera. Un ultimo golpe en la cara basto para tirarla contra el suelo, con gotas de sangre saliendo de su nariz y algunos rasguños. Ella ahora pensaba en que ese, seria su final, porque no había nadie a quien acudir, nadie a quien pedir ayuda. Ya había acabado la batalla entre ellos dos y lo peor estaba por comenzar; ya estaba por terminar con la vida de esa chica. Camino un poco mas a donde estaba la chica; tendida en el suelo con sus codos levantándola un poco y con su armadura algo dañada. Él la miraba serio, sin expresión alguna, levantó su brazo y ahí... Todo se detuvo.
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Elementos diferentes, sentimientos iguales (Willyrex y tu)
FantasyEl hielo y el fuego nunca estaran juntos, a excepcion de dos almas de diferentes elementos que destinaron a estar juntas...