Mido Rana.

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Mido Rana era un maestro sustituto que había llegado a la escuela para cubrir la ausencia de la maestra titular, quien estaba incapacitada. Al entrar al salón de clases, los estudiantes se sorprendieron al ver a un maestro en lugar de la habitual maestra. Mido, con una sonrisa amable, se presentó y comenzó la clase.

Al finalizar la clase y sonar la campana del almuerzo, los estudiantes salieron rápidamente del salón, ansiosos por disfrutar de su tiempo libre. Sin embargo, T/n se quedó en su asiento, sacando su almuerzo de la mochila. Mido, intrigado, se acercó a ella.

-¿Por qué no vas a almorzar con tus amigos? -preguntó Mido con curiosidad.

T/n levantó la vista, un poco sorprendida por la pregunta.

-No tengo muchos amigos -respondió con sinceridad-. Y los pocos que tengo ya tienen con quién pasar el tiempo. Prefiero quedarme aquí, comiendo o usando mi teléfono.

Mido asintió, comprendiendo la situación. Decidió sentarse en un escritorio cercano y sacar su propio almuerzo.

-¿Te importa si te acompaño? -preguntó con una sonrisa.

T/n negó con la cabeza, agradecida por la compañía inesperada. Así, comenzaron a charlar sobre temas diversos, desde los intereses de T/n hasta las experiencias de Mido como maestro. Con el tiempo, desarrollaron una peculiar amistad, basada en el respeto y la comprensión mutua.

Cada día, durante el almuerzo, Mido y T/n se encontraban en el salón, compartiendo historias y risas. Mido se convirtió en un mentor para T/n, brindándole apoyo y consejos cuando los necesitaba. Y T/n, a su vez, le mostró a Mido una perspectiva fresca y juvenil de la vida.

Al principio, sus interacciones eran breves y centradas en temas escolares. Mido se acercaba a T/n durante el almuerzo, y ella, aunque tímida al principio, comenzó a sentirse cómoda con su presencia. Compartían historias y anécdotas, y Mido siempre encontraba la manera de hacerla reír.

Con el tiempo, T/n empezó a confiar más en Mido. Le contaba sobre sus problemas personales y sus inseguridades. Mido, siempre paciente y comprensivo, le ofrecía consejos y apoyo. Le enseñaba técnicas de estudio y le recomendaba libros que podrían interesarle. T/n apreciaba la atención y el interés genuino de Mido en su bienestar.

Hubo momentos en los que T/n se sentía abrumada por la presión escolar o por problemas con sus amigos. En esos momentos, Mido estaba allí para escucharla y ofrecerle palabras de aliento. Le enseñó la importancia de la resiliencia y la autocompasión. T/n comenzó a ver a Mido no solo como un maestro, sino como un mentor y amigo.

A medida que su relación se fortalecía, comenzaron a compartir actividades fuera del horario de clases. Mido organizaba pequeños talleres de arte y lectura en el salón después de la escuela, y T/n siempre asistía. Estas actividades les permitieron conocerse mejor y disfrutar de intereses comunes.

Desde el primer día, Mido notó algo especial en T/n. Había algo en su manera de ser, en su tranquilidad y en su mirada, que lo intrigaba. Aunque sabía que debía mantener una relación profesional, no podía evitar sentir una atracción hacia ella.

Al principio, Mido se acercaba a T/n durante el almuerzo con la excusa de ofrecerle compañía. Disfrutaba de sus conversaciones y se sentía cada vez más atraído por su inteligencia y sensibilidad. T/n, por su parte, apreciaba la atención y el interés genuino de Mido, aunque no se daba cuenta de sus sentimientos.

Con el tiempo, T/n comenzó a confiar más en Mido. Le contaba sobre sus problemas personales y sus inseguridades. Mido, siempre paciente y comprensivo, le ofrecía consejos y apoyo. A medida que pasaban más tiempo juntos, Mido se daba cuenta de que sus sentimientos por T/n iban más allá de una simple atracción; realmente se preocupaba por ella.

Hubo momentos en los que T/n se sentía abrumada por la presión escolar o por problemas con sus amigos. En esos momentos, Mido estaba allí para escucharla y ofrecerle palabras de aliento. Le enseñó la importancia de la resiliencia y la autocompasión. T/n comenzó a ver a Mido no solo como un maestro, sino como un mentor y amigo. Sin embargo, Mido luchaba internamente con sus sentimientos, sabiendo que debía mantener la distancia.

A medida que su relación se fortalecía, comenzaron a compartir actividades fuera del horario de clases. Mido organizaba pequeños talleres de arte y lectura en el salón después de la escuela, y T/n siempre asistía. Estas actividades les permitieron conocerse mejor y disfrutar de intereses comunes. Mido se sentía feliz de ver a T/n florecer, pero también sabía que debía ser cuidadoso con sus sentimientos.

Un día durante el almuerzo -Mido, siempre eres tan amable conmigo. A veces me pregunto por qué te preocupas tanto.-

Mido sonriendo -Me preocupo por todos mis estudiantes, T/n. Pero sí, admito que disfruto mucho de nuestras conversaciones.-

Mirándolo fijamente -A veces siento que hay algo más. No sé, es solo una sensación.-

-¿Algo más? ¿A qué te refieres?- Dice con tono nervioso.

Encogiéndose de hombros -No lo sé. Es solo que... siento que te importo de una manera especial.-

-T/n, eres una persona increíble y me alegra poder ayudarte. Pero siempre quiero que sepas que mi prioridad es tu bienestar y tu crecimiento.-

-Gracias, Mido. Eso significa mucho para mí. Solo quería asegurarme de que no estoy imaginando cosas.-

Con una sonrisa cálida -No estás imaginando cosas. Nuestra amistad es especial, y siempre estaré aquí para ti.-

Finalmente, llegó el día en que la maestra titular regresó y Mido tuvo que despedirse. Aunque fue un momento triste, ambos sabían que su amistad había dejado una huella duradera. Mido le regaló a T/n un cuaderno, animándola a seguir escribiendo y persiguiendo sus sueños. T/n, por su parte, le prometió que seguiría esforzándose y recordando sus enseñanzas.

Era el último día de Mido en la escuela. El ambiente estaba cargado de emociones mientras él y T/n compartían su último almuerzo juntos en el salón.

Mirando a T/n con una sonrisa melancólica -T/n, quiero que sepas que estos meses han sido muy especiales para mí. Nuestra amistad significa mucho.-

Gon una sonrisa triste -Para mí también, Mido. No sé qué haré sin nuestras charlas diarias.-

-T/n, hay algo que necesito decirte. (pausa) A lo largo de este tiempo, he llegado a sentir algo más que una simple amistad por ti.-

Sorprendida, pero con una expresión de comprensión -Mido, yo... yo también he empezado a sentir algo más por ti. Pero sé que no es lo más correcto.-

-Tienes razón. Aunque estos sentimientos son reales, debemos pensar en las consecuencias. Ambos podríamos salir perjudicados si seguimos por este camino.-

Con lágrimas en los ojos -Lo sé. Es difícil, pero entiendo. Nuestra amistad siempre será especial para mí.-

-Y para mí también. Siempre estaré aquí para ti, aunque no esté físicamente presente. Sigue persiguiendo tus sueños, T/n.-

-Lo haré, maestro Mido. Gracias por todo su apoyo. -

Después de esa conversación, T/n se sintió triste pero también aliviada por haber hablado abiertamente sobre sus sentimientos. Decidió enfocarse en sus estudios y en sus pasatiempos, utilizando el cuaderno que Mido le había regalado para escribir sus pensamientos y emociones.

Con el tiempo, T/n encontró consuelo en las palabras de Mido y en los recuerdos de sus conversaciones. Se dio cuenta de que, aunque no podían estar juntos de la manera que ambos deseaban, la conexión que compartían había sido valiosa y significativa.

T/n también comenzó a abrirse más a sus compañeros de clase, haciendo nuevos amigos y participando en actividades escolares. Aunque extrañaba a Mido, sabía que su amistad había dejado una huella duradera en su vida.

Personajes masculinos x tú [Yandere Simulator]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora