Hanako Yamada.

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Era un día soleado en el instituto, con el bullicio de los estudiantes llenando los pasillos y la vibrante energía de la primavera en el aire. Hanako, un chico de 16 años conocido por su extrovertida personalidad y su eterno optimismo, se movía por la escuela como si fuese parte del aire mismo. Siempre compartía risas y sonrisas con todos, lo que lo convertía en uno de los chicos más queridos del campus.

Sin embargo, a pesar de su carisma innegable, había un secreto que guardaba celosamente: estaba enamorado de T/n, una estudiante de segundo año. T/n era conocida por su encanto y su personalidad amigable, aunque a menudo se mostraba algo tímida en situaciones nuevas. La idea de acercarse a ella lo hacía sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Aun así, la esperanza brillaba en su corazón.

Un día, mientras Hanako charlaba con sus amigos en el patio, notó que su hermano mayor, Taro, estaba hablando con T/n. Curioso, se acercó lentamente, escuchando cómo ella le pedía ayuda con un proyecto escolar. Taro, siempre amable y dispuesto, aceptó sin dudarlo y le ofreció su apoyo.

Hanako no pudo resistir la oportunidad de hablar con T/n, así que esperó un momento oportuno. Cuando Taro terminó de explicar algunas cosas, Hanako tomó una profunda respiración y se acercó.

-Hola, T/n -dijo, su voz emanando entusiasmo-. ¿Todo bien?

T/n levantó la vista, algo sorprendida. El rostro de Hanako era una mezcla de entusiasmo y nervios, pero había una chispa amigable en su mirada que la relajó.

-Oh, hola, Hanako -respondió, sonriendo tímidamente-. Sí, solo le estaba pidiendo ayuda a Taro con un proyecto de ciencias.

-¡Qué bien! -dijo Hanako, tratando de mantener la conversación-. ¿De qué trata el proyecto?

-Es sobre la fotosíntesis -explicó T/n-. Tengo que hacer una presentación y no estoy muy segura de cómo empezar.

-¡La fotosíntesis es fascinante! -exclamó Hanako-. Si necesitas ayuda, también puedo echarte una mano. Me encanta la biología.

La conversación fluyó de manera natural. Hanako, con su energía contagiosa, comenzó a hacerle preguntas sobre el proyecto y pronto se dieron cuenta de que compartían más intereses de los que pensaban. Hablaban de libros, películas y, para sorpresa de Hanako, incluso de sus bandas favoritas.

-¿En serio te gusta esa banda? -preguntó Hanako, sorprendido-. ¡Es mi favorita también!

-Sí, me encanta su música -respondió T/n, sonriendo-. No conozco a mucha gente que los escuche.

A medida que la charla avanzaba, T/n empezó a relajarse, su timidez desvaneciéndose poco a poco. Se dio cuenta de que Hanako no solo era extrovertido, sino que también era una buena persona, siempre dispuesto a escuchar. Hanako, por su parte, se sentía cada vez más atraído por su risa contagiosa y su manera de ver el mundo.

Durante las siguientes semanas, Hanako comenzó a dejar pequeñas notas en el escritorio de T/n. Eran mensajes llenos de ánimo y pequeños detalles que mostraban cuánto prestaba atención a sus conversaciones. Además, le daba regalos tiernos como dulces y peluches, cada uno acompañado de una nota cariñosa.

Un viernes, Hanako decidió dar un paso más. Dejó una nota en el casillero de T/n, invitándola a encontrarse bajo el árbol de cerezo después de clases. T/n, al leer la nota, sintió una mezcla de curiosidad y emoción. Al llegar al árbol de cerezo, vio a Hanako esperándola con una sonrisa nerviosa pero sincera.

-T/n -comenzó Hanako, tomando una profunda respiración-, desde que te conocí, supe que había algo especial en ti. Me encanta cada momento que pasamos juntos y cada cosa que descubro sobre ti. Quiero que sepas que me gustas mucho.

T/n, con el corazón latiendo rápidamente, sonrió y respondió:

-Hanako, yo también siento lo mismo. Me has hecho sentir especial y feliz. Acepto tu declaración.

Hanako, emocionado, tomó la mano de T/n y la guió hacia el árbol de cerezo. Se sentaron juntos bajo sus ramas florecidas, disfrutando de la suave brisa primaveral. Hanako sacó una pequeña caja de su mochila y la abrió, revelando un delicado collar con un pequeño colgante en forma de flor de cerezo.

-Quería darte esto -dijo Hanako, con una sonrisa-. Para que siempre recuerdes este momento.

T/n, conmovida, aceptó el collar y permitió que Hanako se lo pusiera. Luego, se miraron a los ojos, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía. Bajo el árbol de cerezo, compartieron su primer beso, sellando el comienzo de su nueva relación.

Así, bajo el árbol de cerezo, comenzó una nueva etapa en la relación de Hanako y T/n. Lo que empezó como una simple amistad se transformó en algo más profundo y significativo, y ambos estaban emocionados por lo que el futuro les deparaba.

Después de su declaración bajo el árbol de cerezo, Hanako y T/n estaban emocionados por su primera cita oficial. Hanako había planeado algo especial para sorprender a T/n y hacer que el día fuera inolvidable.

El sábado por la mañana, Hanako llegó a la casa de T/n con una sonrisa radiante y un ramo de flores. T/n, nerviosa pero emocionada, lo recibió con una sonrisa tímida.

-¡Hola, T/n! -dijo Hanako, entregándole las flores-. Espero que te gusten.

-Son preciosas, Hanako. Gracias -respondió T/n, sonrojándose ligeramente.

Hanako la llevó a un parque cercano, conocido por su hermoso jardín de flores y su tranquilo lago. Pasearon por los senderos, disfrutando de la belleza de la naturaleza y la compañía del otro.

-Este lugar es increíble -dijo T/n, mirando a su alrededor-. No sabía que existía un lugar así aquí.

-Es uno de mis lugares favoritos -respondió Hanako-. Quería compartirlo contigo.

Se detuvieron junto al lago y se sentaron en una banca, observando los patos nadar y las flores reflejadas en el agua. Hanako sacó una pequeña cesta de picnic que había preparado con esmero.

-Pensé que podríamos tener un picnic aquí -dijo Hanako, abriendo la cesta-. Traje algunas de tus comidas favoritas.

T/n se sorprendió al ver que Hanako había preparado sándwiches, frutas y dulces que sabía que le gustaban. Se sintió conmovida por el esfuerzo que había puesto en hacer que el día fuera especial.

-Hanako, esto es maravilloso. Gracias por todo -dijo T/n, sonriendo.

-Quería que nuestra primera cita fuera perfecta -respondió Hanako, sonriendo de vuelta-. ¿Te gustaría probar los sándwiches?

Mientras comían, charlaron sobre sus sueños y aspiraciones, compartiendo risas y anécdotas. Hanako se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba de la compañía de T/n y de lo fácil que era hablar con ella.

-Siempre he querido viajar y ver el mundo -dijo T/n, mirando al horizonte-. ¿Y tú, Hanako?

-Me encantaría viajar también -respondió Hanako-. Pero lo que más quiero es encontrar algo que me apasione y seguir ese camino.

Después del picnic, Hanako llevó a T/n a un pequeño muelle donde había alquilado un bote de remos. Remaron juntos por el lago, disfrutando de la tranquilidad y la belleza del entorno. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados.

-Este ha sido un día increíble, Hanako -dijo T/n, mirando el reflejo del sol en el agua-. Gracias por todo.

-Me alegra que te haya gustado -respondió Hanako, tomando su mano-. Quería que fuera especial para ti.

Mientras el sol se ponía, Hanako y T/n se miraron a los ojos, sintiendo una conexión profunda y sincera. Compartieron un beso bajo el cielo teñido de colores, sellando el final perfecto para su primera cita.

Personajes masculinos x tú [Yandere Simulator]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora