Capítulo 3.

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En la casa de Kirishima se oía música variada relativamente fuerte, pero no lo suficiente como para que los vecinos fueran a quejarse la noche de un sábado a las casi tres de la mañana.

En el cuarto de invitados no se oía mucho la música de afuera, lo único que se oían eran suaves chasquidos y suspiros pesados provenientes del llamado "cielo" en el que una pareja de idiotas enamorados se encontraba besándose lentamente.

Katsuki sostenía la cintura de Izuku como si el chico entre sus brazos fuese un tesoro, aunque para él lo era, aferrándose a él como si fuera a escaparse en cualquier momento. El peliverde por su parte se aferraba a su cuello en un abrazo que denotaba necesidad, añoranza y reciprocidad.

— Te extrañé.— susurró el pecoso algo agitado sobre los labios ajenos. — Te extraño.— rectificó segundos después mientras profundizaban aquel beso desordenado. Izuku sintió la lengua del cenizo sobre su labio inferior y al instante abrió su boca para darle luz verde a entrar en ella y recorrerla a su antojo. La boca del cenizo sabía a picante y tenía un ligero sabor al vodka que habían estado tomando anteriormente, y eso solo lo volvió aún más adictivo.

— También te extraño...— respondió Katsuki cuando se separaron brevemente en búsqueda de un respiro e Izuku sintió besos suaves, húmedos y cálidos bajando por su mandíbula hasta llegar a su cuello. Sus dedos se perdieron entre hebras rubias, desorganizando su cabello de manera lenta mientras las palabras de su ex pareja hacían eco en su cabeza.

Te extraño, te extraño, te extraño...

La cálida y húmeda lengua del más alto recorrió el costado del cuello de Izuku, quien estaba cerrando sus ojos mientras soltaba suaves suspiros y disfrutaba de la atención que el mayor daba allí. Suaves besos fueron repartidos en él antes de que el peliverde sintiera ligeras mordidas y labios succionando la piel cercana a su clavícula, él inconscientemente ladeaba su cabeza para darle más espacio libre al chico.

— Kacchan...— la voz de Izuku salió en un ahogado jadeo y con cuidado tomó las mejillas del cenizo para poder atraerle de nuevo y besarle propiamente, de manera más suave y lenta. Katsuki parecía deshacerse entre sus brazos y eso fascinó a Izuku, quien bajó sus manos para sentir los trabajados brazos descubiertos de su ex pareja y apretar los firmes bíceps que ahora le acorralaban contra el mismo clóset.

Al separarse segundos después el cenizo acunó el rostro del pecoso entre sus manos para así rozar suavemente sus narices en un gesto cariñoso que les hizo sonreír como dos completos tontos a ambos.

— Creo que todavía no logro olvidarlo...— confesó Izuku mientras le abrazaba, sintiendo fuertes brazos rodearle por la cintura y la cabeza del más alto situarse en la curvatura de su cuello. Katsuki inhaló allí el dulce aroma a menta que el contrario siempre tenía y volvió a dejar un suave beso en la zona.

— Si es una persona con dos dedos de frente, él tampoco lograría olvidarte.— para Katsuki fue más fácil decirlo cuando no hablaba en primera persona, mediante aquel pequeño juego que habían iniciado minutos antes, pero una parte de él se había sincerado esa noche.

Con esa última declaración casi por arte de magia se oyeron las voces de Mina, Kirishima y Denki adentrándose en la habitación.

— Chicos, vamos a abrir.— avisó Mina, dándoles unos segundos para recomponerse antes de abrir el clóset y así destapar a la ex pareja.

Los chicos vieron prendas de ropa desaliñadas, el cabello de Katsuki hecho un desastre, labios ligeramente hinchados y algunas marcas rosáceas en el cuello del pecoso y eso fue suficiente para que Kirishima y Denki se abrazaran efusivamente.

— ¡Ganamos! Iida nos debe esas dos putas botellas.— dijo Denki mientras estrechaba su mano con la de Eijirou como un hombre de negocios. Mina rodó los ojos antes de mirar a la pareja con una sonrisa enternecida.

How Did It End? (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora