Capítulo 5.

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Hola, chicosss. Antes de leer, o mientras, les recomiendo que se oigan "Nunca al revés" de Morat y "Say you won't let go" de James Arthur.

¡Disfruten la lectura!

...

Izuku se levantó al día siguiente en una cama que no era la suya, rodeado de un leve aroma al que no estaba costumbrado, olía de manera extremadamente agradable a omelettes y pan tostado. Aún con sus ojos cerrados estrujó entre sus brazos la almohada que abrazaba, dispuesto a seguir durmiendo antes de que la realidad le golpeara como un balde de agua fría en la cabeza.

No estaba en su jodida cama, ni en su jodida casa y definitivamente el día anterior había pasado horas con su ex pareja después de haberse prometido que iba a tener algo de amor propio como para no hacerlo. Se sentó en la cama de manera algo brusca, recordando todo con completa lucidez ya que realmente no había estado ebrio, pero sí más envalentonado por los efectos del alcohol.

Se levantó directamente hacia el baño del mismo cuarto del cenizo y una vez allí observó su aspecto desaliñado. Tenía una pijama ancha de su ex pareja que se había colocado para dormir y sus cabellos tan rebeldes como solía tenerlos en las mañanas. No fue hasta que su vista cayó sobre su clavícula que sintió el sonrojo expandirse por su rostro por completo.

Habían jodidos marcas, marcas rosadas y realmente leves que le recordaron aquellos minutos que había pasado en el cielo con el que alguna vez había sido su novio. Quiso estampar su cabeza contra la pared.

No, no se trataba de un caso en el que hubiera hecho cosas de las que se arrepentía de haber hecho estando borracho, porque no lo estaba. Se arrepentía por haber actuado de manera irracional, por haberse dejado llevar y por haber olvidado la promesa que se había hecho a sí mismo de no volver a humillarse.

Parecía ilógico que se echara para atrás después de haber prácticamente comido la boca de su ex pareja en un clóset y de haber pasado la noche con él, pero ahora caía sobre él una realidad que había olvidado por los jodidos encantos de Katsuki: él le había terminado. Y no solo le había terminado, también le había ignorado por meses, le había visto llorar y no había hecho nada al respecto y ahora decidía volver simplemente porque podía hacerlo.

Lavó su cara y ordenó su cabello como pudo de manera decaída antes de salir de la habitación del rubio, siendo recibido por ese olor hogareño que le hizo sentir escalofríos. Al entrar a la cocina lo primero que vio fue a su ex pareja con pantalones de pijama y una camiseta negra que dejaba al descubierto sus brazos bien trabajados y que se amoldaba perfectamente a su espalda, pectorales y esa jodida cintura que el mayor traía consigo.

Izuku sintió que había dejado de respirar un momento por la increíble vista que estaba teniendo. Katsuki estaba cocinando, y realmente parecía esmerarse en ello porque le costó segundos de concentración percatarse de la presencia entrante del peliverde a la cocina. ¿Y se suponía que no debía de sucumbir? era una tarea imposible.

— Buenos días, Deku. — dijo rápidamente Katsuki con una suave sonrisa mientras apagaba la cocina, pues ya todo se veía bastante listo en el punto de vista de Izuku.

— Buenos días... — dijo el peliverde en un suave tono de voz que cargaba algo de confusión, porque genuinamente ya no entendía nada de lo que estaba pasando.

Su ex novio estaba cocinándole desayuno tal y como solía hacerlo cuando eran pareja, y ellos claramente ya no lo eran. Esa fue la gota que derramó el vaso.

— ¿Dormiste bien? — preguntó el cenizo mientras servía el desayuno de ambos en dos platos. Solo obtuvo como respuesta un ligero "hmm" que denotaba afirmación. — Hice el desayuno para ambos, tu favorito, tostadas con mermel-

How Did It End? (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora