Me levanto a eso de las 12 de la tarde, normalmente me despierto temprano, me extraña despertar ahora.
El móvil vibra encima de la mesilla de noche, me arrasco un ojo mientras estiro la otra mano para coger el móvil.
- ¡Danna! - oigo una voz masculina chillar mi nombre a través del altavoz, haciéndome sobresaltar y meterme un dedo en el ojo.
- ¡Ay, maldita seas! - me maldigo a mi misma - uh... ¿JENZiiH?
- ¡Dann! ¿cómo vas por Tokyo, rubia?
El que faltaba.
- No me llames rubia. - me quejo mientras oigo las risas de mi amigo por el teléfono- Pues bien, ¿y a tí?
- Ya sabes, echándote de menos - por el tono de su voz puedo notar que ha puesto un pucherito y no puedo evitar reír.
- Deberías venir de vacaciones algún día.
- ¿eres vidente? - dice sorprendido - ¡iba a darte la sorpresa de ir la semana que viene!
Exclamo un grito y pego saltos de alegría. Me hace mucha ilusión ver a mi amigo, uno de los pocos.
Sólo tenía dos amigas y un amigo, pésimo.
"Debería salir a la calle, a conocer gente nueva" Pienso.
Hoy no, mejor otro día.
Mañana es mi primer día de clases, no quiero llegar cansada.
