Llegamos al restaurante y un señor de barba muy cordial nos recibe alegremente.
- ¡Buenas Noches! Vosotros debéis de ser... ¡La familia Murs!
- Exacto - sonríe mi madre.
Me doy cuenta que toda la terraza nos mira fijamente, hay chicos de mi edad, pero el único en el que me he fijado es un chico de pelo rubio platino, casi blanco, con los ojos marrones y muy delgado.
Decido no hacer contacto visual con el, y seguir atendiendo a ese señor.
- Yo soy Mr. Lance, pero podéis llamarme John - sonríe y se para un segundo a mirar a mi hermano, y luego a mí. - ¿Josh, estas preciosidades son tus hijos?
Mi padre asiente con la cabeza y John nos toca las mejillas.
Yo curvo los labios en una sonrisa y me muerdo el piercing de aro que tengo en el labio inferior a la izquierda.
Tras halagarnos un buen rato nos indica una mesa.