Llega el gran día. Me llamo Devonne, Devonne Murs, tengo 18 años y soy de Francia. Pero por motivos familiares, tengo que irme a vivir a Tokyo. Tengo el pelo negro castaño por la espalda y un flequillo que casi me tapa los ojos, los ojos azules y muchas pequitas por encima de la nariz y debajo de los ojos.
Observo el paisaje por la ventanilla del coche bajada, sintiendo el aire fresco con los auriculares al ritmo de Sistem Of Down, desconectada de todo. Por un segundo cierro mis ojos e imagino mi vida allí, en Tokyo: animes, manga por todas partes... ¡es mi sueño!
El sueño de todo friki es vivir en Tokyo.
Un pequeño toque en mi brazo me hace dar un respingo.
- Danna, ¡ya estamos en Tokyo! - ugh, por un segundo odio la voz de mi hermano mayor, Naru.
Sí, me llaman Danna, Dan, o Nana.
- Uh... - jadeo de sueño - ¿Ya, tan pronto?
- Te quedaste dormida. - responde mi padre sacando la llave del coche y metiéndola en el bolsillo.
Miro por la ventanilla y observo el lugar; todo es maravilloso, un campo lleno de céspedes verdes brillantes que jamás había visto, lleno de árboles de cerezo, y al otro lado, una casa enorme.
- ¿Qué es esta casa? - pregunto alucinando por lo hermoso que era todo.
- Nuestra casa - responde mi madre con una gran sonrisa.
Me bajo del coche para respirar el ambiente, es todo como soñé, amo esta ciudad.
Me adentro en la casa y observo lo amplia y hermosa que es.
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Hemos desempaquetado todo y está todo listo, todo queda más bonito y más acogedor.
Por un segundo olvido lo maravilloso que es esto, y recuerdo mi antigua casa.
Mis amigas
Mi casa
Mi antigua vida.
Me siento en el sofá cabizbaja, pensando en todo, en mis únicas amigas de verdad. Sólo tenía dos, Anne y Alice, los demás me odiaban.
Pero, ahora tengo otra oportunidad, estoy segura que todo será mejor.
- Devonne, hay una cena-fiesta del trabajo de papá en un restaurante, duchate y arreglate lo mejor posible.
Me obligo a levantarme de la cama y arrastro mis pies descalzos hasta la ducha.
Me meto bajo la lluvia artificial y a medida que las gotas rozan mi piel me siento mejor, más segura.
Estaré bien.
Me pongo un traje azul celeste y unas sandalias blancas, dejo mi pelo suelto y no me maquillo.
Está mal dar una imagen que no eres a primera vista, voy a estar así como debo ser.
Bajo las escaleras y me meto en el coche.
