Su mirada era como un rayo que caía con fuerza sobre la tierra y estaba segura que podía romperla en dos. La había sentido antes, tantas y tantas veces que parecía como una vuelta a casa. Pero esa vez, la sintió con algo más, algo diferente.
El azul de sus ojos estaba algo más apagado y la divinidad de su saber estar parecía haberse esfumado. Hacía tanto frío en aquella estancia que Fina intentaba darse calor frotando las manos con nerviosismo. Recordó a Marta, a su Marta. A las manos en su rostro, a la sonrisa que la iluminaba cuando la miraba y aquella mujer que la observaba desde la otra punta del despacho no era ella. Una sombra oscura y profunda la había devorado, para desgracia de Fina, que solo veía como de ella quedaba una coraza vacía y sin vida.
"¿Qué te ha pasado?"
Marta de la Reina levantó la vista directamente a los ojos de Fina, la morena sintió el primer puñal volar hacía ella, estaba tan afilado que si le preguntan en ese momento hubiera dicho que había dado justo en la diana. Pero se recompuso y estiró su espalda pretendiendo parecerse mínimamente a ella; esperando que la mayor no notase nada de lo que le estaba provocando. Esperanzada dio un segundo paso.
Marta levantó la copa que tenía entre los dedos y se bebió el líquido de un trago.
- Esto sí que es una sorpresa- la castaña habló primero.
- Un placer volver a verla- Fina la saludó.
- ¿Placer? Claro, como digas - Marta rió por lo bajo y Fina le tendió la mano para saludarla, la otra mujer no se movió y la morena terminó por desistir.
- Creo que sería bueno tratarnos con cordialidad, esto solo es un trámite que...
- ¿Trámite?- Marta apartó la mirada e hizo que su vista divagara por la sala- ¿Tus jefes saben que trabajaste aquí?
El aire se estaba cargando más de lo que Fina pretendía. Había tanto odio en sus ojos que el azul se transformó en negro. Tragó saliva dos veces mas antes de contestar de la mejor forma que pudo.
- Solo vengo a hacer mi trabajo.
Y esa contestación a Marta le valió menos que la anterior. Observaba como la castaña; con más elegancia que cualquier mujer en el mundo, se sentaba en el sillón del escritorio y jugando con sus dedos sonrió. Pero esa mueca en su rostro era todo menos su sonrisa bondadosa.
- Claro, como todos. Por mi parte, ya sabes donde está la puerta- levantó el brazo y le señaló la salida.
La morena no sabía si había llegado a entender bien la última frase. Fina abrió tanto los ojos que creía que Marta sería capaz de aprovecharse de su sorpresa para decir que le estaba gastando una broma y que iban a poder hablar tranquilamente del tema que la había llevado ahí.
- ¿Perdón?
- Fuera de mi despacho, fuera de mi vida. Quiero hablar con otra persona de tu empresa, olvídate de hacer negocios conmigo.
El tiempo se había detenido en ese "fuera de mi vida". Fina aguantó el pulso demasiado bien, porque si los tiempos fueran otros se habría encargado de contestar de forma que Marta recordase muy bien su nombre y su apellido. Respiró otras tres veces más y apaciguó su enfado.
- Marta creo que no estas pensando con claridad. Vosotros contactasteis, llevamos meses negociando. ¿Qué pretendes?
- Yo nada, ahora, fuera de mi despacho.
Fina ya no respiró más y por primera vez desde hacía muchos años ese carácter fuerte que había demostrado tener salió cuando el vaso desbordó el agua. Pegó un manotazo en la mesa y sus ojos recorrieron de arriba a abajo a la De la Reina. Marta sintió que el mundo se iba a tambalear en ese momento y a Fina le parecía que estaba conteniendo un suspiro para que ella no lo escuchase.
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El día que encontré a Perséfone
FanficCinco años después de que Isidro se haya recuperado del corazón, Fina, la ex-trabajadora de Perfumerías de la Reina vuelve de nuevo con un contrato que Marta de la Reina no puede rechazar. El tiempo ha pasado muy rápido, su relación nunca será la mi...