La hermana del número 24 de la selección argentina va a terminar su carrera de Biología Marina en Barcelona, España. Cuando fue a ver a su amigo jugar, fue cuando lo vio.
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Me estoy preparando para una salida con los chicos, algo tranquilo; ir a un restaurante no tan conocido, pero dicen que la comida ahí es riquísima. Más que arreglándome, estoy sacando toda la ropa de la valija y revoleándola por la pieza de Gavi y mía, a ver si encuentro algo para ponerme. Al parecer, no encontré nada que me convenza, así que necesito ayuda. Les escribí a mis amigos personales y a los de todas las Girls Fifes Argentinas, la Scaloneta.
⭐️⭐️⭐️
Luci Chicos, ayuda, no sé q poronga ponerme, ayuda
Cuti Ropa, ponete ropa
Enzurri Qué genio que sos, amigo
Cuti Viste, amigo
Luci No me ayudan así, dónde está mi Swiftie favorito?
Juli (taylor's Version) Alguien me llamó? Qué pasa, amika?
Luci No sé q ponerme
Juli (taylor's Version) Algo simple, ponele un jean con un top como vos usás, blanco, y una campera por si hace frío
Luci Te amo, Juli, amiko del alma
Ojitos Y yo?
Juli (Taylor's Version) Vos nada, yo soy su amigo favorito y Swiftie
Ojitos Eso es lo que crees vos.
Luci Yo me quedo callada 🤐
Visto
Sentí que Gavi me llamaba, así que me puse lo que había elegido Juli: un jean cargo que siempre me hacía sentir bien, un top blanco sencillo y una campera por si refrescaba. Me maquillé ligeramente y rápido; no quería hacer esperar a los chicos.
Cuando bajamos, João ya estaba esperándonos con esa sonrisa que siempre me dejaba medio boba. Saludamos rápido, y arrancamos caminando hacia el restaurante que no quedaba muy lejos. Iba todo tranqui, charlando y riéndonos de pavadas, hasta que una mina apareció de la nada. Al principio pensé que estaba perdida, pero después me di cuenta por la cara que puso cuando vio a João que era una fan.
—¡João! —gritó la piba, como si hubiera encontrado al mismísimo Messi—. ¡No me lo puedo creer! —Se acercó corriendo, y ya de lejos noté cómo le brillaban los ojos. Yo respiré hondo, tratando de mantenerme calma, porque ya me la veía venir. João, con su onda de siempre, le sonrió y respondió con esa mezcla rara de español y portugués que lo hace tan único.
—Hola, ¿qué tal? —le dijo João, con su sonrisa de chico bueno, y yo ya empezaba a sentir algo en la panza, pero no precisamente mariposas.
La fan empezó a hablar rapidísimo, casi sin dejarlo respirar. João, como siempre, se mostró simpático y atento, como si no tuviera ninguna prisa por seguir con nuestra salida. La piba lo llenó de preguntas, le dijo cuánto lo admiraba, y yo me quedé al costado, cruzándome de brazos y tratando de no demostrar que me estaba molestando.
