La hermana del número 24 de la selección argentina va a terminar su carrera de Biología Marina en Barcelona, España. Cuando fue a ver a su amigo jugar, fue cuando lo vio.
Nos quedamos ahí, sentados en el sofá, como si el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros. La pizza seguía enfriándose en la mesa, pero eso ya no importaba. Lo único que realmente importaba en ese momento era que, por primera vez, habíamos sido completamente honestos el uno con el otro. Sin máscaras, sin excusas.
João no dejaba de mirarme con esos ojos brillantes, y yo tampoco podía apartar la mirada de él. No era una mirada incómoda ni ansiosa, más bien, había algo nuevo, una especie de calma. Nos entendíamos sin palabras, como si ambos estuviéramos tratando de asimilar lo que acababa de suceder.
- Bueno, João... - empecé a hablar, pero mi voz sonaba un poco más insegura de lo que esperaba. Suspiré, tratando de encontrar las palabras adecuadas -. La verdad es que a mí también me gustás. Lo descubrí estos últimos meses... estos meses que nos hemos vuelto más unidos, en los que hemos pasado tanto tiempo juntos - miré al suelo por un segundo, sintiendo que el corazón me latía con fuerza en el pecho, como si fuera a salir corriendo -. Posta, que no te quiero perder ni nada de eso.
Me atreví a levantar la vista, y ahí estaba él, mirándome con esa misma intensidad, con ese brillo en los ojos que había comenzado a notar hace ya un tiempo. Era un brillo especial, uno que ahora me daba la certeza de que no estaba sola en todo esto.
João se quedó en silencio por unos segundos, pero su sonrisa, una pequeña, fue creciendo poco a poco hasta que me miró directamente y, con una dulzura que nunca antes había visto en él, me respondió.
- Ahora que ya sé que sentís lo mismo que yo... - hizo una pausa, como si estuviera reuniendo el valor para decir lo que venía después -. ¿Quieres ser mi novia, Luli?
Su cara era de un nene chiquito, como si estuviera esperando con ansias el regalo que había deseado por mucho tiempo. Y ahí estaba yo, frente a él, con las palabras atascadas en la garganta. La verdad es que no había forma de contener la sonrisa que ya se me había escapado. No sabía si reír, llorar, o hacer las dos cosas a la vez.
- Obvio, João. Quiero ser tu novia.
Y antes de que pudiera procesar lo que acababa de decir, sus labios se encontraron con los míos. Fue un beso suave, cariñoso, lento... como si ambos hubiéramos estado esperando ese momento durante meses. En ese instante, sentí que el mundo a nuestro alrededor desaparecía, que no existía nada más que nosotros dos. Los dos estábamos demasiado inmersos en ese beso, en ese sentimiento de finalmente estar donde debíamos estar.
Nos separamos solo porque nos faltaba el aire, y João apoyó su frente contra la mía, con una sonrisa enorme en la cara. Me hizo reír también, porque no había forma de disimular lo felices que estábamos.
- No sabés cuánto tiempo esperé para esto - dijo, con una risa suave, y por primera vez desde que lo conocía, lo noté nervioso. João Félix, el chico seguro y tranquilo, estaba nervioso.
- Yo tampoco - respondí, aún con una sonrisa en el rostro, apoyando mis manos en sus hombros y mirándolo a los ojos. - Era un secreto a voces, ¿no? - bromeé, y ambos reímos, pero sabíamos que tenía razón. Todo este tiempo, todo lo que habíamos vivido, estaba ahí, esperando este momento.
Nos quedamos en silencio otra vez, pero no era incómodo. Todo lo contrario. Sentía una paz que no había sentido en mucho tiempo. João me abrazó y yo apoyé la cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Estaban tan acelerados como los míos, lo que me hizo sonreír. Parecía que no era la única nerviosa después de todo.
- ¿Sabés? - murmuré, rompiendo el silencio -. Creo que esta es la primera vez en mucho tiempo que no siento que estoy caminando sobre hielo fino contigo. Como que ahora todo tiene sentido.
João acarició mi cabello con suavidad, y aunque no dijo nada, sentí que entendía perfectamente lo que quería decir. Porque hasta ese momento, siempre había habido un miedo latente de arruinar lo que teníamos, de perder esa amistad tan especial. Pero ahora... ahora las cartas estaban sobre la mesa. Y en vez de rompernos, nos habíamos acercado más.
- Luli, ¿te puedo hacer una pregunta? - preguntó de repente, su voz sonaba tranquila, pero pude notar una pizca de curiosidad en sus ojos.
- Obvio, decime - respondí, levantando la cabeza para mirarlo directamente.
- ¿Cuándo fue que empezaste a sentir algo por mí? - preguntó, con una sonrisa traviesa.
Me quedé pensando unos segundos, tratando de recordar el momento exacto. Pero la verdad era que no había un solo momento. Había sido un proceso, algo que se había ido construyendo con el tiempo, en cada charla, en cada salida, en cada pequeña cosa que compartíamos.
- No sé si puedo decirte un momento exacto - respondí, finalmente -. Creo que fue algo que empezó a crecer con el tiempo. Cada día que pasábamos juntos, cada vez que me hacías reír... cuando me daba cuenta de que me importabas más de lo que debería. Y ahí fue cuando me asusté un poco - solté una risa nerviosa, recordando cómo había tratado de ignorar lo que sentía.
- Me pasó lo mismo - dijo él, mirándome con ternura -. Y no sabés cuántas veces quise decírtelo, pero tenía miedo de que no sintieras lo mismo y arruinarlo todo.
- Bueno, por suerte no lo arruinamos - respondí, sonriendo -. Al contrario, creo que ahora todo está mejor.
João asintió, y nos quedamos así, abrazados, mientras la noche avanzaba. La pizza seguía en la mesa, fría y olvidada, pero en ese momento nada importaba más que nosotros dos.
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¡Hola!
Por fin, después de 15.000 palabras, se declaran y son novios. No saben cuánto esperé este momento.
La canción de hoy es "King of My Heart" de Taylor Swift.
Este fanfic está llegando al final. No voy a decir cuántos capítulos quedan, pero ya estamos muy cerca del desenlace.
Tengo muchos fanfics en mis borradores que no subo por el flop 😔.
(Este cap lo hice apenas subí el otro pero no me dejaba subirlo y vayan a leer mi nueva historia che)
