El rey de la luz eterna

Capítulo 5: La Torre del Sabio

Con Thoren ahora entre sus filas, Alaric sintió una renovada esperanza. La próxima fase de su misión era obtener más información sobre las fuerzas oscuras que amenazaban Eldoria. Lyra sugirió visitar la Torre del Sabio, una antigua estructura escondida en las montañas orientales, hogar de un ermitaño llamado Elowen, conocido por su vasto conocimiento de la magia y la historia del reino.Alaric, Lyra, Thoren, y un pequeño grupo de guardias partieron al amanecer. El viaje hacia la Torre del Sabio fue largo y agotador. Las montañas eran traicioneras, y el clima se volvía cada vez más frío a medida que ascendían. Sin embargo, la determinación del grupo nunca flaqueó.—He oído hablar de Elowen —dijo Thoren mientras avanzaban por un sendero rocoso—. Se dice que su sabiduría es tan profunda como los abismos del océano. Si alguien puede ayudarnos a entender esta amenaza, es él.Después de varios días de ardua marcha, finalmente avistaron la Torre del Sabio. Se erguía solitaria en un acantilado, sus piedras antiguas cubiertas de musgo y enredaderas. La estructura emanaba un aura de misterio y poder.—Estamos aquí —dijo Lyra, sus ojos violetas brillando con anticipación.Al llegar a la puerta de la torre, Alaric golpeó suavemente. La puerta se abrió con un chirrido, revelando una escalera de caracol que se perdía en la oscuridad. El grupo ascendió en silencio, con la tensión creciendo en cada paso.Al llegar a la cima, encontraron a un anciano de aspecto venerable sentado en un escritorio abarrotado de pergaminos y libros antiguos. Su barba blanca caía en cascada sobre su túnica, y sus ojos brillaban con una sabiduría insondable.—Bienvenidos a mi torre —dijo Elowen con una voz profunda y calmada—. He sentido su llegada. ¿Qué los trae hasta aquí?Alaric dio un paso adelante.—Soy Alaric, el nuevo rey de Eldoria. Venimos en busca de tu sabiduría, Sabio Elowen. Nuestro reino está siendo amenazado por fuerzas oscuras, y necesitamos tu ayuda para entender y combatir esta amenaza.Elowen asintió lentamente, sus ojos recorriendo al grupo.—La oscuridad de la que hablas es antigua y peligrosa. Ha estado latente durante siglos, esperando el momento adecuado para resurgir. Venid, hay mucho que debemos discutir.Elowen los guió a una sala adyacente, donde un mapa detallado del reino estaba desplegado sobre una mesa. Con un gesto, hizo aparecer imágenes espectrales de criaturas y sombras que danzaban sobre el mapa.—Estas fuerzas oscuras provienen de una antigua maldición lanzada por un hechicero de Mordragon hace muchos siglos. La maldición fue sellada, pero las barreras que la contenían se están debilitando. Debemos encontrar los fragmentos del sello original y restaurarlos para detener esta amenaza.Alaric escuchó atentamente, sintiendo el peso de la responsabilidad.—¿Dónde podemos encontrar estos fragmentos?Elowen señaló tres ubicaciones en el mapa: una en las profundidades del Bosque de Arendel, otra en las ruinas de un antiguo templo en el desierto de Akara, y la última en una isla misteriosa en el mar del Este.—Cada fragmento está protegido por poderosos guardianes. Será un viaje peligroso, pero necesario.Thoren, con una expresión decidida, se acercó al mapa.—No tenemos tiempo que perder. Debemos dividirnos y recuperar estos fragmentos antes de que sea demasiado tarde.El grupo asintió en acuerdo. Alaric, Lyra, Thoren, y los guardias estaban listos para enfrentarse a cualquier desafío que se interpusiera en su camino.—Gracias por tu ayuda, Elowen —dijo Alaric, inclinándose respetuosamente—. Prometemos regresar con los fragmentos y detener esta oscuridad.Elowen sonrió ligeramente, una mezcla de esperanza y preocupación en sus ojos.—Que la luz guíe vuestro camino, jóvenes guerreros. Eldoria depende de vosotros.Con un plan claro y renovada determinación, el grupo se despidió de Elowen y se preparó para su próxima misión. Sabían que cada paso los llevaría más cerca de enfrentar la verdadera oscuridad que acechaba en las sombras, y estaban listos para luchar por el futuro de su reino.