Capítulo 10: La Llegada del Guerrero Errante

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El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Alaric y Thoren llegaron al castillo de Eldoria con el fragmento recuperado. Aunque la traición de Cedric aún pesaba en sus corazones, ambos sabían que no podían detenerse. Mordragon no dejaría de actuar, y la amenaza seguía siendo inminente.

Lyra ya los esperaba en el gran salón del castillo, habiendo regresado de su misión en la isla del Este. Aunque no había encontrado el tercer fragmento, había reunido información vital sobre los movimientos de Mordragon.

—Las fuerzas oscuras están moviéndose hacia el norte —informó Lyra—. Mordragon ha comenzado a reunir a sus seguidores, y cada día que pasa, su poder crece. Debemos actuar rápido.

—Lo sé —respondió Alaric, mientras entregaba el segundo fragmento a Lyra—. Cedric nos ha traicionado y, aunque recuperamos este fragmento, su muerte ha sido un golpe duro para todos. Pero no podemos perder el tiempo lamentando lo que pasó.

Thoren se cruzó de brazos, su voz grave resonando en la sala.

—La próxima vez, debemos ser más cautelosos. Si alguien más cae en la tentación del poder, podríamos no tener tanta suerte.

Antes de que pudieran seguir discutiendo su próximo movimiento, un guardia entró apresuradamente al salón.

—Mi señor, ha llegado un forastero —anunció—. Afirma que tiene algo importante para vosotros.

Alaric intercambió una mirada intrigada con Lyra y Thoren.

—Tráelo ante nosotros —ordenó.

El guardia asintió y, poco después, las puertas se abrieron, revelando a Kaito, el guerrero errante. Sus ropas desgastadas indicaban que había viajado una gran distancia, pero su presencia imponía respeto. A su lado, su katana colgaba como un recordatorio silencioso de su destreza en el combate.

Alaric se puso de pie.

—¿Quién eres, y qué asunto te trae a Eldoria?

Kaito dio un paso adelante, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

—Soy Kaito, un guerrero errante del lejano Este. He viajado por todo el reino y más allá, buscando restaurar el equilibrio donde la oscuridad amenaza con devorarlo. Durante mi camino, encontré a un hombre llamado Cedric. O al menos, lo que quedaba de él.

El aire en la sala se tensó ante la mención del nombre de Cedric.

—Cedric —dijo Alaric con el ceño fruncido—. Fue uno de los nuestros, pero sucumbió al poder oscuro del fragmento que robó.

Kaito asintió y, con calma, sacó el fragmento que había recuperado del pecho de Cedric, el mismo que Alaric y Thoren habían visto desaparecer.

—Este fragmento aún brillaba con poder oscuro cuando lo encontré. Cedric, aunque agonizante, estaba bajo su influencia. Lo liberé de su tormento y tomé el fragmento para traerlo hasta aquí.

Alaric observó a Kaito con un brillo de gratitud y respeto en sus ojos.

—Te agradecemos por lo que has hecho, Kaito. Cedric fue un gran hombre antes de su traición, pero no pudimos salvarlo. Ahora tenemos el fragmento gracias a ti.

Lyra dio un paso adelante, su voz suave pero llena de autoridad.

—Kaito, tu llegada no es casualidad. Estamos reuniendo los fragmentos de un sello antiguo que puede detener el avance de Mordragon, el señor oscuro. Tu ayuda sería invaluable en esta lucha.

Kaito la miró con calma, pero la determinación en sus ojos era innegable.

—He luchado contra la oscuridad toda mi vida. Si mi espada puede ayudar a detener a Mordragon, entonces lucharé a vuestro lado.

—Entonces, es oficial —dijo Thoren, dando una palmada en el hombro de Kaito—. Bienvenido a la lucha, guerrero.

Alaric, mirando el mapa extendido en la mesa, tomó una decisión.

—Ahora tenemos dos fragmentos, pero aún falta el tercero. Lyra, tu investigación sugiere que el siguiente fragmento está en las tierras del norte, donde Mordragon está reuniendo a sus fuerzas. Debemos dividirnos una vez más. Thoren y yo lideraremos el ataque para retrasar su avance, mientras Lyra y Kaito buscan el último fragmento.

Kaito asintió.

—No fallaré. Recuperaremos el fragmento antes de que Mordragon pueda utilizar su poder.

El plan estaba en marcha. Los héroes, ahora reforzados por Kaito, se preparaban para la próxima etapa de su misión. Mientras las fuerzas oscuras crecían en el horizonte, la esperanza también florecía con la llegada del nuevo aliado. Pero sabían que el tiempo no estaba de su lado, y que las batallas que se avecinaban serían más peligrosas que cualquier cosa que hubieran enfrentado hasta ahora.

El rey de la luz eternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora