Mientras Alaric, Lyra y Thoren regresaban al castillo con el primer fragmento, Sir Cedric y su destacamento de guardias avanzaban a través del desierto de Akara en busca del segundo fragmento. El calor abrasador y las dunas interminables hacían del viaje una prueba de resistencia y voluntad. Sin embargo, Cedric mantenía a sus hombres motivados con la promesa de honor y gloria al proteger Eldoria.Después de días de marcha, finalmente avistaron las ruinas del antiguo templo. La estructura, parcialmente enterrada bajo la arena, emanaba una energía arcana que hacía que los pelos de la nuca de Cedric se erizaran.—Estamos cerca —dijo Cedric, señalando a sus hombres que se prepararan—. Debemos estar listos para cualquier cosa.Al entrar en el templo, el aire cambió, volviéndose más frío y denso. En el centro de la sala principal, sobre un altar, brillaba el segundo fragmento del sello, emanando una luz azulada que iluminaba las paredes cubiertas de jeroglíficos antiguos.—Ahí está —murmuró Cedric, avanzando con cautela.Sin previo aviso, las estatuas de piedra que flanqueaban el altar cobraron vida, transformándose en guardianes de roca animada. Los guardias de Cedric, sorprendidos, se apresuraron a formar una defensa.—¡Defended el altar! —gritó Cedric, desenvainando su espada.La batalla que siguió fue brutal. Los guardianes de roca eran implacables, pero los soldados de Eldoria lucharon valientemente. Cedric, mostrando una destreza impresionante, se enfrentó a los guardianes con ferocidad. Finalmente, después de una lucha agotadora, los guardianes fueron derrotados y volvieron a su estado inerte.Cedric, respirando con dificultad, se acercó al altar y tomó el fragmento.—Lo hemos conseguido —dijo, mirando el fragmento con una mezcla de admiración y codicia.A medida que sostenía el fragmento, una oscura idea comenzó a formarse en su mente. El poder que sentía emanando del cristal era abrumador. ¿Por qué compartir este poder? ¿Por qué no usarlo para sus propios fines?El deseo de poder se apoderó de él. Sin pensarlo dos veces, Cedric se volvió hacia sus guardias con una expresión fría.—Lo siento, amigos. Pero este poder será mío.Antes de que pudieran reaccionar, Cedric desenvainó su espada y atacó. Los guardias, sorprendidos y desorientados, cayeron uno por uno ante la traición de su líder. Cedric, ahora solo en el templo, miró los cuerpos de sus antiguos compañeros sin remordimiento.—Con este poder, me convertiré en algo más que un simple caballero —murmuró, guardando el fragmento.Decidido a huir, Cedric salió del templo y se dirigió a un lugar lejano, donde planeaba utilizar el poder del fragmento para sus propios fines. Sin embargo, sabía que tarde o temprano, Alaric y sus aliados lo buscarían.De vuelta en el castillo de Eldoria, Alaric y su grupo esperaban con ansias noticias de Sir Cedric. La inquietud crecía mientras los días pasaban sin señales de su regreso.—Algo no está bien —dijo Alaric, mirando el horizonte desde una de las torres del castillo—. Cedric debería haber regresado ya.Lyra, sintiendo la preocupación de Alaric, se acercó a él.—Debemos estar preparados para cualquier cosa, Alaric. La oscuridad no solo está en las fuerzas que enfrentamos, sino también en los corazones de aquellos que pueden ser tentados por el poder.Alaric asintió, sabiendo que la traición podía venir de cualquier parte. Pero en ese momento, aún no podía imaginar que uno de sus más leales caballeros ya había caído en la tentación.
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El rey de la luz eterna
FantasyEl Rey de la Luz Eterna" es una historia sobre la lucha entre la luz y la oscuridad, el poder y la corrupción, y el sacrificio necesario para proteger lo que más se ama.