Capítulo 6: La Profundidad del Bosque de Arendel

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El grupo de Alaric, ahora con un objetivo claro, se dividió en dos equipos para recuperar los fragmentos del sello. Alaric, Lyra, y Thoren se dirigieron al Bosque de Arendel, mientras que Sir Cedric y un destacamento de guardias partieron hacia el desierto de Akara.El Bosque de Arendel, con su frondosa vegetación y aura misteriosa, era un lugar que tanto fascinaba como inquietaba. Lyra lideraba el camino, sus sentidos mágicos alerta para detectar cualquier signo de peligro.—El primer fragmento está escondido en el corazón del bosque, en un antiguo santuario protegido por guardianes mágicos —dijo Lyra, su voz llena de determinación.A medida que avanzaban, el ambiente se volvía más opresivo. La luz del sol apenas penetraba el denso follaje, y el silencio era roto solo por el crujido de sus pasos sobre la hojarasca.—Estamos cerca —dijo Lyra, deteniéndose frente a un conjunto de árboles entrelazados que formaban una especie de arco natural—. El santuario está más allá de este punto.Alaric y Thoren asintieron, preparados para cualquier eventualidad. Al cruzar el arco, se encontraron en un claro donde una estructura antigua, cubierta de musgo y enredaderas, se alzaba majestuosa. Era el santuario de Arendel.—El fragmento debe estar dentro —dijo Thoren, desenvainando su hacha—. Pero no será fácil recuperarlo.De repente, el aire alrededor de ellos comenzó a vibrar y una figura espectral apareció frente al santuario. Era un guardián, una entidad mágica con forma humanoide, envuelta en una luz azulada.—Solo aquellos con corazones puros pueden reclamar el fragmento —dijo el guardián con voz etérea—. Demostrad vuestro valor y vuestra intención.Alaric dio un paso adelante.—No venimos con intención de destruir, sino de proteger nuestro reino de una oscuridad que amenaza con consumirlo. Nos enfrentaremos a cualquier desafío para demostrar nuestra pureza de corazón.El guardián asintió lentamente y, con un gesto, hizo aparecer una serie de criaturas espectrales que rodearon a Alaric, Lyra y Thoren. La batalla comenzó de inmediato.Alaric, con su espada en mano, se movía con agilidad, esquivando los ataques de las criaturas y contraatacando con precisión. Thoren, con su fuerza bruta, derribaba a las criaturas con poderosos golpes de su hacha. Lyra, recitando encantamientos, lanzaba ráfagas de energía mágica que desintegraban a los enemigos.—¡No nos rindamos! —gritó Alaric, bloqueando un ataque dirigido a Lyra—. ¡Debemos demostrar nuestro valor!La batalla se intensificaba, y aunque estaban cansados, el espíritu de Alaric y sus aliados no flaqueaba. Finalmente, después de un último y desesperado esfuerzo, lograron derrotar a las criaturas espectrales.El guardián espectral, viendo su valor y determinación, se inclinó respetuosamente.—Habéis demostrado vuestra pureza de corazón. El fragmento es vuestro.Con un gesto, el guardián hizo aparecer un pedestal en el centro del santuario. Sobre él descansaba un fragmento brillante, emanando una luz dorada. Alaric se acercó y, con reverencia, tomó el fragmento.—Hemos conseguido el primer fragmento —dijo Alaric, mirando a Lyra y Thoren con una sonrisa—. Pero nuestra misión aún no ha terminado. Debemos unir todos los fragmentos y sellar la oscuridad para siempre.—Deberíamos regresar al castillo y esperar noticias de Sir Cedric —sugirió Thoren—. Necesitamos reunirnos antes de enfrentar los desafíos restantes.Con el fragmento asegurado, el grupo comenzó su regreso a Eldoria. El camino de vuelta fue menos tenso, pero sabían que los peligros no habían desaparecido por completo. Cada paso los acercaba a una batalla mayor, y cada victoria los fortalecía para lo que estaba por venir.

El rey de la luz eternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora