Capitulo 4

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Julián Hayes siempre había sido el centro de atención, y no por casualidad. Con una familia influyente y una apariencia impecable, era el chico al que todos miraban cuando entraba en una habitación. Su padre era un empresario reconocido en la ciudad, y su madre era una abogada de renombre, ambos involucrados en círculos sociales importantes. Desde pequeño, Julián había aprendido a comportarse en público, a decir lo correcto y a proyectar una imagen de éxito.

Ese día, mientras se preparaba para ir al instituto, se miró al espejo y acomodó su cabello castaño con precisión. Su ropa, siempre cuidadosamente elegida, le daba un aire pulido que lo hacía destacar aún más entre sus compañeros. Sus padres ya se habían ido a trabajar, como siempre, y Julián desayunó solo en el amplio comedor. Estaba acostumbrado a la soledad en casa, aunque no se quejaba. Sabía que con los privilegios venían responsabilidades, y estaba dispuesto a soportarlo.

Al llegar al instituto, su teléfono vibró con varias notificaciones de sus redes sociales. Muchos de sus seguidores comentaban sobre las fotos que había publicado la noche anterior. A pesar de la imagen perfecta que proyectaba en Instagram, había algo que le molestaba ese día: el mensaje anónimo que todos habían recibido la noche anterior, incluyendo él. Mostraba una foto en la que, en algún momento del último año, había charlado con Connor Whright, aunque no recordaba exactamente cuándo.

Aquella foto no era cualquier imagen. Lo mostraba en una cafetería, sentado frente a Connor, como si ambos estuvieran inmersos en una conversación seria. Lo inquietante era que esa foto no la había tomado él, ni nadie cercano a él, o al menos eso creía. Se preguntaba quién había podido estar observando y capturando ese momento sin que él lo notara.

— ¿Todo bien, Julián? — Preguntó uno de sus amigos, Jordan, mientras se le acercaba en el pasillo.

— Sí, claro. — Respondió rápidamente, disimulando cualquier preocupación. — Solo algo que me tiene pensativo.

Jordan sonrió con complicidad, como si entendiera lo que pasaba por la cabeza de Julián, pero la verdad era que nadie en el instituto realmente conocía a Julián por completo. Había algo que siempre mantenía oculto, incluso de sus amigos más cercanos. Y eso tenía que ver con Connor.

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Un año antes, Connor Whright había sido solo un rostro más en el instituto para Julián. Sabía que era popular, aunque no al mismo nivel que él, pero no le prestaba demasiada atención hasta el día en que Connor lo buscó para hablar. Julián estaba en uno de los descansos entre clases, revisando su teléfono cuando Connor se le acercó.

— Oye, Julián, ¿puedo hablar contigo un segundo? — Le dijo Connor con una sonrisa amigable.

Julián levantó la vista, algo sorprendido de que Connor quisiera hablar con él. Normalmente, no tenían mucho en común.

— Claro, ¿de qué se trata? — Respondió Julián, guardando su teléfono en el bolsillo.

Connor lo llevó a una esquina más apartada del patio, lejos de las miradas curiosas. Parecía estar evaluando cómo decir lo que tenía en mente.

— He escuchado que tienes conexiones... que eres alguien a quien le gusta estar en los círculos adecuados — Empezó Connor, bajando un poco la voz. — Hay algo de lo que me gustaría que formaras parte, algo que no es para cualquiera.

Julián arqueó una ceja, intrigado. No estaba acostumbrado a que alguien lo abordara de esa manera, como si le estuvieran ofreciendo algo exclusivo, misterioso.

— ¿De qué hablas? — Preguntó, tratando de ocultar su interés detrás de una fachada de indiferencia.

Connor esbozó una sonrisa enigmática antes de responder.

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