CAPÍTULO 13

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La brisa matutina entraba suavemente por la ventana abierta, agitando ligeramente las cortinas blancas mientras el primer rayo de sol iluminaba el cuarto. Jungkook despertó temprano, aún con los brazos alrededor de Taehyung, que dormía plácidamente a su lado. Con un movimiento delicado, Jungkook apartó un mechón de cabello de la frente de Taehyung, observando con ternura su rostro relajado.

"¿Cómo pude tener tanta suerte?" se preguntó en silencio, mientras un sentimiento cálido se extendía en su pecho. Se inclinó para plantar un beso suave en la mejilla de Taehyung, despertándolo con suavidad. Taehyung sonrió somnoliento, abriendo los ojos para encontrarse con la mirada cariñosa de Jungkook.

—Buenos días, amor,— murmuró Taehyung, acurrucándose más cerca. Jungkook lo rodeó con sus brazos, disfrutando de ese momento íntimo. Parecía el novio perfecto: atento, protector, profundamente enamorado. Y eso era exactamente lo que Taehyung veía en él.

Más tarde, después de un desayuno tranquilo y lleno de risas, salieron a dar un paseo. Jungkook tomaba la mano de Taehyung, sus dedos entrelazados mientras caminaban por el parque. Cada gesto, cada mirada, estaba lleno de afecto genuino. Hicieron una pausa para tomar algunas fotos, y Jungkook compartió una en sus redes sociales con alguna descripción que hablaba del amor eterno y la felicidad que sentía.

Por la tarde, mientras Taehyung se preparaba para irse a visitar a sus padres, Jungkook lo ayudó a elegir su atuendo, bromeando sobre cuánto extrañaría su presencia durante las horas que estarían separados. —Te llamaré más tarde,— prometió Taehyung, dándole un último beso antes de salir.

Jungkook lo observó irse, con una sonrisa en el rostro que se mantuvo hasta que la puerta se cerró. Entonces, su expresión cambió. La dulzura desapareció de sus ojos, reemplazada por una chispa diferente: una que reflejaba una libertad recién recuperada.

Se dirigió a su teléfono, revisando los mensajes que había ignorado mientras estaba con Taehyung. Había varias invitaciones a salir, pero una en particular captó su atención: una fiesta exclusiva esa noche, llena de promesas de diversión y compañía interesante. Sin dudarlo, respondió afirmativamente, su mente ya planeando la noche.

El sol comenzó a ponerse cuando Jungkook, después de pasar el resto del día como si nada fuera diferente, se preparó para la fiesta. Cambió su atuendo habitual por algo más atrevido, algo que resaltara su figura. Mirándose en el espejo, se dio cuenta de que no era solo una cuestión de ropa. Era una transformación completa.

Llegó a la fiesta como una tormenta silenciosa. Su presencia era electrizante, capturando la atención de todos en la sala sin necesidad de decir una palabra. Con una sonrisa encantadora y un brillo en los ojos, Jungkook se movía entre la multitud con la facilidad de alguien que sabía exactamente quién era y qué quería.

Coqueteaba de manera sutil, sus palabras envueltas en una mezcla de encanto y misterio. Sus gestos eran calculados, una mano en el brazo de alguien aquí, una mirada sostenida allá. Todo estaba perfectamente coreografiado para mantener a la gente interesada, pero nunca lo suficientemente cerca como para comprometerse.

 Todo estaba perfectamente coreografiado para mantener a la gente interesada, pero nunca lo suficientemente cerca como para comprometerse

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El ruido sordo de la música retumbaba en las paredes del club nocturno. Luces de neón parpadeaban, creando un caleidoscopio de colores sobre la multitud en movimiento. En medio de todo, Jungkook se encontraba en su elemento, pero no en la versión que Taehyung conocía. Aquí, lejos de los ojos observadores de su amado, Jungkook no era el novio perfecto; era el centro de atención, el alma de la fiesta.

Rodeado de gente, su sonrisa seductora atraía miradas y su risa resonaba, ligera y despreocupada. Bailaba con una seguridad que no solía mostrar cuando estaba con Taehyung, sus movimientos llenos de una energía que sugería una vida de la que nadie, excepto él, tenía conocimiento. La camisa ligeramente desabotonada dejaba ver un poco más de piel de lo usual, algo que no habría hecho en la presencia de Taehyung. El alcohol en su mano se tambaleaba con cada paso, pero Jungkook no parecía preocuparse por ello. Había algo embriagador en la manera en que se movía, una especie de libertad desenfrenada que solo este lugar podía ofrecerle.

Las risas aumentaron cuando una chica se acercó, sus palabras perdidas en el estruendo de la música. Jungkook se inclinó hacia ella, susurrando algo en su oído que la hizo reír y golpear suavemente su brazo. Una mueca coqueta se dibujó en su rostro mientras la tomaba de la mano, llevándola a la pista de baile sin pensarlo dos veces. No era el único que bailaba, pero la manera en que se movía lo convertía en el centro del universo de aquellos que lo rodeaban.

Sin embargo, en su mente, todo era una actuación. Una máscara que había aprendido a usar desde que había dejado a Taehyung en su adolescencia, cuando su imagen era tan inocente que dolía. No quería que Taehyung supiera lo que había hecho con esa inocencia; cómo la había moldeado, despojado y sustituido con algo más oscuro, algo más... divertido.

Mientras giraba a su pareja de baile, una punzada de culpa cruzó su mente. Pero el alcohol ayudaba a sofocar esos pensamientos, empujándolos hacia un rincón oscuro de su conciencia. Aquí, podía ser quien quisiera ser, sin miedo a ser juzgado. Nadie en este lugar sabía de su otra vida, de ese Taehyung que aún creía que Jungkook era todo lo bueno y puro en el mundo.

Jungkook reía y coqueteaba, sus palabras envueltas en un tono juguetón y embriagado. Cada vez que alguien se acercaba, su atención se desviaba, probando diferentes sabores de atracción, pero nunca permitiendo que se volviera demasiado personal. No era que no disfrutara de la compañía; al contrario, pero nunca dejaba que se convirtiera en algo más profundo. Eso era para Taehyung, y solo Taehyung.

Pero mientras la noche avanzaba y las luces se volvían más borrosas, esa fina línea entre el Jungkook que era con Taehyung y el Jungkook que era en ese momento comenzaba a desvanecerse. Su risa se volvía un poco más fuerte, su coqueteo un poco más descarado. Y aunque sabía que no debería, no podía evitarlo. Estaba atrapado en el éxtasis de la noche, perdido en la euforia que le ofrecía la ilusión de una vida sin consecuencias.

Un mensaje de Taehyung apareció en su teléfono, la notificación iluminando la pantalla en su bolsillo. No lo vio de inmediato, pero cuando lo hizo, una sombra pasó por su rostro. Jungkook se detuvo por un momento, sus ojos oscuros volviendo a la realidad. Podía sentir cómo su máscara se desmoronaba, aunque solo fuera por un segundo. Una pausa en su actuación.

Pero rápidamente, sonrió. Guardó el teléfono, ignorando el mensaje por ahora. Este era su momento, su lugar, su vida secreta. Y por una noche más, podía fingir que todo estaba bien, que no había nada que esconder, que no había nada que perder.

Sin embargo, en algún lugar profundo dentro de él, sabía que ese equilibrio precario no podría durar para siempre. Y cuando llegara el momento de enfrentarlo, Jungkook no estaba seguro de quién ganaría: el amante devoto o el hombre que vivía para la noche.

"¿Estaré haciendo lo correcto".

BEATS OF BETRAYAL - KOOKV - JHULYTKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora