La Obsesión Del Diablo [+18]

04: Cambio

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Eʟ ᴍᴜɴᴅᴏ ɴᴏ ᴇsᴛᴀ́ ᴇɴ ᴘᴇʟɪɢʀᴏ ᴘᴏʀ ʟᴀs ᴍᴀʟᴀs ᴘᴇʀsᴏɴᴀs sɪɴᴏ ᴘᴏʀ ᴀᴏ̨ᴜᴇʟʟᴀs ᴏ̨ᴜᴇ ᴘᴇʀᴍɪᴛᴇɴ ʟᴀ ᴍᴀʟᴅᴀᴅ

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Pearl Lennox

— Sí... Aleksander. —Siseó repitiendo su nombre. Su mirada sigue en mí como si estuviera buscando, algo que me incomodo. Su mirada no es de cualquier persona normal, es macabra y llena de perversión. Aquella mirada me hizo sentir desnuda enfrente de él, poniéndome más nerviosa; nunca había deseado tanto escapar de alguien. 

—¿Te llevas bien con tu prometido? —Su mirada se dirige donde apenas unos segundos se fue Caín, mis ojos se dirigen a las flores intentando ignorar su mirada... La mirada del diablo. 

—Apenas nos conocemos. —Musite. — Además, en menos de un año nos casamos, lo mejor es llevarnos bien por el buen del matrimonio. — Nunca me había atrevido a hablar tanto con alguien, yo no era más de dos palabras, sin embargo, ese hombre con la belleza, un ángel y voz del mismísimo diablo, me estaba haciendo hablar. 

— Interesante, ¿Y qué te ha parecido tu prometido? —Aunque su pregunta me tomó por sorpresa, no quería parecer descortés. 

— Bien, supongo. 

— ¿Supones? — Soltó una risa dejándome acorralada. 

— Pearl. — La voz de mi madre Sophia interrumpe nuestra conversación. Ella se acerca a nosotros y la mirada de ese hombre cambió de una manera inexplicable.

— Madre. — Me doy vuelta mirándola. 

— ¿Qué hacen ustedes dos aquí solos? — Sus ojos voltean hacia su hijo y este sonríe. 

— Nada, madre, solo conocía a mi hermana adoptiva. — Se acerca a Sophia quedando enfrente de ella y bloquea mi campo de visión. Él se inclina hacia ella y le susurra algo en otro idioma. —Che tra l'altro è una bellezza. — No logré entender nada de sus palabras y simplemente se había alejado y en cuestión de minutos había desaparecido en la oscuridad del jardín, dejándonos a solas. 

— Madre. — Se acercó a mí y antes de que pudiera decir una palabra más, su palma golpeó contra mi mejilla. El golpe fue tan fuerte que volteó mi cara.

— No te quiero cerca de tu hermano, Pearl. — Me advirtió con seriedad. 

— No estaba haciendo nada malo. — Intento defenderme, no estaba haciendo nada malo, no entiendo por qué ella está actuando de esa manera.

— ¿Te atreves a contestar? — Bramó furiosa y no pude hacer más que bajar la cabeza, como siempre. — Él apenas ha llegado y no te quiero cerca de él. ¿Has entendido? No me hagas decir las cosas dos veces.