Prólogo

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         Build abrazó con fuerza su gran almohada cuando escuchó la puerta abrirse y los pasos a su alrededor.

         Sabía que ya era hora de levantarse, pero se negó a siquiera abrir los ojos. Que lo recordara, hoy no tenía obligación alguna y de tenerla, él siempre optaba por hacer caso omiso a su padre y evitarla. Detestaba los eventos sociales o cualquier cosa que significara abandonar las paredes del palacio. No porque le gustara, sino porque le parecía más llevadero quedarse, a tener que fingir ante multitudes que porta con orgullo el título de príncipe. Desde que tiene uso de razón, lo que muchos ven como una vida soñada, llena de lujos, dinero y la única obligación de lucir bien, él lo ve más como una condena. Le enferma haber nacido en medio de un mundo tan superficial y vacío.

          Lo único que hacía más llevadero todo, era la compañía de su madre. Su sonrisa, su mirada cálida, sus palabras suaves, de aliento, y sus caricias amorosas en sus mejillas, pero nada bueno dura y su madre no era la excepción.

           ―Alteza, es hora de despertar.

            Se trataba de una de las mucamas, pero Build no le dio importancia a aquella voz y continuó en los brazos de Morfeo. Cada mañana, varias de ellas batallaban para que se levantara y comenzara con sus labores del día. Una tarea un poco desgastante dado que Build se negaba una y otra vez. Era casi un ritual que siempre terminaba en cuanto Bible, el mayordomo de Build, aparecía. 

            La tina ya estaba lista, toda la habitación se encontraba iluminada gracias a que la servidumbre ya había corrido todas las cortinas, pero Build ni siquiera se inmutaba. No era una conducta propia de un príncipe, pero todos en el palacio eran conscientes de que él no era precisamente el claro ejemplo de un príncipe digno.

            ―Alteza Build, la tina ya...

            ―Su Alteza. ―aquella voz seria penetró en la habitación, interrumpiendo a la mucama que intentaba despertar a Build, sin éxito―. Arriba.

            El joven príncipe bostezó y comenzó a tallar sus ojos mientras se estiraba en aquellas sábanas acolchadas de color blanco. No podía mentir, había dormido muy bien. La única parte mala había sido despertar, pero cuando su mayordomo lo hacía, la respuesta era casi automática.

            Build se levantó, inflando sus mejillas con algo de molestia y luego abrió los ojos, para encontrarse con su mayordomo, tan pulcro como de costumbre. La mirada de éste era bastante seria, neutra, como casi siempre, pero a pesar de ello, Build podía percibir la calidez en ella. Bible se preocupaba genuinamente por él y Build tenía la fiel convicción que además de su madre, él era el único que en verdad lo conocía y se interesaba en su bienestar más allá de su puesto y del dinero que el Rey le pagaba por ello, porque vaya que le pagaba bien.

            ―El agua va a enfriarse, su Alteza. ―le dijo.

            ―Pues que la vuelvan a calentar.

            ―Su Alteza, por favor sea considerado con la servidumbre y levántese. 

            El príncipe hizo un pequeño mohín, pero asintió y salió de la cama.

            ―Su tutor llegará en aproximadamente cuarenta minutos, Alteza, debe apresurarse para desayunar y arreglarse. ―habló una de las mucamas.

            Build recordó que era martes. Día de lecciones de saxofón.

            Su padre había querido que optara por un instrumento más propio de un príncipe, como el violín o el piano, pero su madre insistió en que, si era lo que Build deseaba, aprendería a tocar el saxofón.

El Precio del Príncipe [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora