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Agradecí a todos los dioses que hoy pudiera tomarme el día libre. Al menos al parecer mi padre se encuentra medianamente satisfecho con que últimamente me ve dedicado a convertirme en un "príncipe digno". Incluso me elogió debido a que le han llegado varias cartas acerca de mi relevante presencia en eventos sociales y de caridad. Según comentan, soy encantador.

Había hecho pereza en mi cama gran parte de la mañana. Mi padre me dio permiso. Incluso abrió la posibilidad de que pudiera tener algo de privacidad porque sabe que me incomoda un poco que estén todo el rato ahí pegados listos para hacer lo mínimo por mí.

Salí de la cama y me preparé una tina caliente, disfrutando de aquella sensación de paz que traía el saber que estaba dando algo de frutos mi esfuerzo reciente. A este paso... el acuerdo que Bas y yo tenemos, puede darse más rápido de que lo pensábamos.

Mi cabeza reposaba en la esquina de la tina. Mi mirada en los detalles en dorado del techo. Mis dedos jugueteando en el agua. Mi mente... muy dispersa, yendo y viniendo. Y conocía perfectamente el motivo.

Cada vez se vuelve más y más difícil ignorarlo.

Salí del agua luego de un rato y tomé mi bata, envolviéndome en ella mientras volvía a mi habitación. Me estiré hacia aquella cuerda junto a mi cama y la jalé, provocando un pequeño tintineo.

Dos segundos después, la puerta de mi habitación se abrió mostrando a una mucama, Elinot.

―Alteza. ―hizo una reverencia―. ¿Necesita ayuda para vestirse?

―No. ¿Dónde está Bible?

―Oh. Me parece que se encuentra en su habitación, Alteza.

― ¿Ocupado? 

―No que yo sepa, Alteza. Escuché que le llegó una carta y seguramente solo está leyéndola.

― ¿Una carta? ―asintió―. Bien. Hazle saber que cuando termine quiero verlo. Que venga a mi habitación.

Ella asintió nuevamente, haciendo una última reverencia antes de marcharse.

Tomé otra toalla para secarme el cabello y mientras me enfocaba en eso frente a mi espejo, la puerta se escuchó, mostrando a Bible. Le dediqué una pequeña sonrisa, haciéndole una seña para que entrara.

Inclinó su rostro hacia mí luego de cerrar la puerta detrás de él.

―Su Alteza, ¿solicitaba mi presencia?

No he logrado descifrar qué me gusta más: si cuando hace caso omiso a las formalidades o cuando actúa así, porque también se ve tremendamente tierno y atractivo cuando me habla de esa manera.

Ya decídete, Build.

― ¿Interrumpí algo que estuvieras haciendo? ―me giré hacia él.

―No, su Alteza, ¿cómo cree?

―Supe que te llegó una carta. ¿Era de esa chica?

Bible frunció el ceño.

― ¿Ah?

―Con la que conversas de trivialidades. ¿También conversan trivialidades en cartas?

Él negó con su cabeza.

―No, su Alteza. Le reitero que no fue en lo absoluto relevante y que ni siquiera recuerdo su nombre. La carta era de mi hermano.

―Ah.

―Me comentaba acerca de cómo está yéndole en sus estudios en el exterior y que se encuentra muy bien. ―comentó con una pequeña sonrisa.

Sé que Bible mantiene una relación muy cercana con su hermano menor.

El Precio del Príncipe [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora