El Precio del Príncipe [BibleBuild]

5.

Aunque existen personas muy interesantes en el mundo, eso no significa directamente que van a ser interesantes para mí, y el Duque es la viva prueba de eso.

Es un hombre bastante culto, con pasatiempos muy variados e intereses que concuerdan con los míos en su mayoría, pero eso no se traduce en que despierta mi interés.

Me encontraba sobre mi caballo, dando una vuelta por los alrededores con él, luego de compartir una merienda.

Cuando sugirió el paseo, noté que le había llamado la atención la yegua que le regalé a Bible hace varios años y que siempre usa cuando le pido que demos un recorrido o que solo me acompañe, pero me negué completamente y le presté otra. Esa es de Bible.

Bible...

No puedo sacarme de la cabeza que casi nos besamos.

Fue tan... tan...

― ¿Alteza?

― ¿Ah? ―giré mi rostro hacia el duque.

Él sonrió y negó con su cabeza.

― ¿Está bien?

Asentí.

―Sí. Perdón, me distraje unos segundos. ¿Decía?

―Decía que le agradezco mucho que me haya recibido. Hace un tiempo quería dar un recorrido por sus tierras y conocerlas. Son las mejores de la región.

―No se preocupe. ―me encogí de hombros―. Hoy no vino a hablar con mi padre, por lo que veo.

―No. Usted me expresó su preocupación con respecto a eso, así que opté por escucharlo. Tiene razón después de todo. El Rey necesita descansar.

―Gracias por eso. ―asentí hacia él y recordé algo―. Por cierto, no había tenido la oportunidad de expresarle mis condolencias. Supe que perdió a su hermano mayor hace poco. El Rey Tong. Es una pena, era muy joven.

―Gracias, Alteza. Sí. Falleció recientemente. ―suspiró―. Estoy en... tramites de poder recibir la corona.

― ¿Ya sabe cuándo?

Negó con su cabeza.

―Todavía no. Estoy preparándome y... ―se aclaró un poco la garganta―, quiero que la coronación se lleve a cabo cuando ya me haya casado.

Lo miré con sorpresa.

― ¿Casarse? ¿Está comprometido?

―Todavía no. ―sonrió.

― ¿Pero ya tiene prospectos o algo?

―Algo así. ―ladeó su cabeza, mirándome con aquellos ojos que casi desaparecían cada vez que sonreía.

―Nunca lo imaginé. ―miré hacia el frente, divisando las colinas a lo lejos―. ¿Así que usted también es de esos que se casa por arreglos y un título?

―No me malentienda, Alteza, no es así. Planeo que sea por amor. Quiero ganarme el corazón de la persona escogida y luego comprometernos. Después de todo, el matrimonio es algo que no se toma a la ligera.

―Concuerdo con eso. ―suspiré.

― ¿Por eso le molesta tanto cuando le mencionan el tema del matrimonio?

Asentí.

―No quiero hacerlo por salir del paso, por un título o por complacer a mi padre. Entiendo que le preocupa mi situación amorosa, pero no debería. Aún soy joven y...

Y mi corazón ya tiene dueño...

―En fin.

― ¿Sabe algo, Alteza? Tal vez si deja de ver eso como una condena, pueda abrirse con más comodidad a esa posibilidad. Que su padre desee que usted se case, no creo que sea genuinamente porque quiera hacerle la vida imposible o molestarlo. Creo que también está ligado a que quiere... ya sabe, llegar a verlo casado.