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―Alteza, permítame decirle que, aunque no era en lo absoluto necesario, disfruto mucho de esta invitación.

Sonreí hacia el Duque con un leve asentimiento, mientras recorríamos los pasillos del museo.

Bible permanecía varios metros atrás, siguiéndonos con su usual andar, postura recta y sus manos en su espalda. De vez en cuando le lanzaba miradas o me fijaba en sus expresiones, pero no percibía nada en ellas.

Guardias de seguridad también custodiaban los alrededores. Todavía estoy adaptándome a salir a lugares públicos. No me gustaría llamar mucho la atención.

―Me siento muy apenado por rechazar su invitación. Estos últimos días estuve algo enfermo y aún me estaba recuperando. No quiero que piense que fue por falta de cortesía en lo absoluto que no asistí.

Vaya, Build, cuando te propones mostrarte como un príncipe intachable, lo logras.

―En ningún momento pensé eso, Alteza. ¿Cómo se siente ahora?

―Mucho mejor, gracias. Solo era una fiebre y algunos malestares, nada trascendental pero no quise arriesgarme de todos modos. ¿Cómo resultó su partido de polo?

―Todo de maravilla. Claro que su ausencia no pasa desapercibida, es un honor para todos poder compartir con usted, Alteza.

― ¿Es así? Bueno, en ese caso le haré saber a mi hermano que su presencia fue bastante inadvertida. ―dije, con una media sonrisa burlona.

El Duque de inmediato abrió los ojos con sorpresa.

―No, no. No me malinterprete, Alteza. Por supuesto que la asistencia del príncipe Bas fue una dicha por completo. No quise decir en ningún momento que―

―Ya, hombre. Tranquilo, es una broma.

El Duque dejó escapar una pequeña risa y cuando sus ojos se fijaron en mí, sus cejas pobladas se fruncieron un poco.

―Alteza..., ¿qué tiene ahí...?

Una de sus manos se acercó lentamente a mi mejilla y aquello me tomó por sorpresa. Mi cuerpo se tensó, recordando el golpe que esta mañana tuve que maquillar. El dedo pulgar del Duque rozó mi piel y me aparté de inmediato, inquieto.

Nadie se me acerca así, salvo por una persona.

Persona que está a unos metros, mirando todo.

―Discúlpeme Alteza, pero... ¿acaso eso en su mejilla es un golpe?

―No, no. ―negué rápidamente―. O sea, sí, es que me tropecé ayer con un mueble de mi habitación. ―sonreí―. No es nada.

― ¿No le duele? Permítame verlo, por favor Alteza.

Se acercó a mí nuevamente y sus dedos se posaron en mi mentón, haciendo que girara el rostro. Mientras él detallaba mi mejilla, mis ojos se encontraron con los de Bible y... tragué duro porque su expresión... era algo que jamás había visto.

Definitivamente no le gusta lo que ve.

―No es nada, e-en serio.

¿Por qué tartamudeo de repente?

Volví a apartarme con una pequeña sonrisa.

―De verdad, estoy bien. ―asentí hacia él y opté por seguir caminando, adentrándome en otro pasillo y desviando la conversación―. Mi padre me comentó que usted también disfruta del arte, por eso elegí este lugar, imaginé que le agradaría. ¿Tiene algún artista favorito?

El Duque asintió, siguiéndome y al parecer olvidando el asunto de mi mejilla.

―Ciertamente. Aunque me agrada más poder disfrutar de estos lugares con usted. ―me sonrió―. Últimamente he estado admirando las obras de Vasan Sitthiket.

El Precio del Príncipe [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora