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Evidentemente no pude escapar durante mucho tiempo más, así que antes de darme cuenta, ya me encontraba rodeado de ministros, soberanos y reyes de otras tierras y aldeas, en otro de los bailes del duque Phakphum. Me vi en la necesidad de practicar varias horas antes mi postura, mi sonrisa y en general las expresiones de mi cara, porque al parecer no soy nada disimulado y siempre parece que todos a mi alrededor me caen mal excepto Bible. Cosa que no es mentira pero que no está bien vista según, así que debo procurar mostrarme bien.

Algunos compartían la pista de baile. Otros se limitaban a conversar o a degustar del bufete, pero de alguna u otra manera... sentía todas las miradas en mí.

Quería salir corriendo.

―Es todo un honor poder compartir hoy con usted, Alteza. ―uno de los miembros del Parlamento comenzó a halagarme―. Nos encanta que comience a integrarse mucho más en todo aquello que le compete al reino. Sobre todo, ahora que el Rey se encuentra...

―El estado de salud de mi padre es algo que no me gusta discutir en este tipo de eventos. ―lo interrumpí, dándole luego un sorbo a mi copa de champaña.

Él de inmediato agachó la cabeza.

―Por supuesto, Alteza, lo siento.

― ¿Su Alteza se encuentra ya comprometido? ―se dirigió a mí otro de ellos.

―No. ―respondí, cambiando el enfoque de mi mirada, buscando a Bible.

Usualmente en estos eventos se suele mantener distancia entre servidumbre o criados, y miembros con otro estatus real, pero comienzo a sentirme incómodo. Sabía que se llegaría a este tema, pero eso no lo hacía menos tensionante para mí. Incluso había compartido una pieza con varias damas y solo porque tuve mucha suerte, no le pisé los pies a ninguna.

Bible se encontraba a varios metros, con su usual postura recta y mirada oscura. Una señorita estaba a su lado, hablándole a pesar de que él no lucía visiblemente interesado.

Mis cejas se fruncieron levemente.

No la reconocía.

¿Quién es ella y por qué le habla a mi mayordomo?

― ¿Y no considera que debería darse algo de prisa con ese asunto, Alteza? Existe una gran variedad de señoritas con un muy buen título que serían sin duda una esposa ideal para usted.

Me aclaré un poco la garganta.

―No es una decisión que me tomo a la ligera. Quiero ser muy perspicaz y cuidadoso con eso, y lleva tiempo. No quiero apresurarme.

―Pero, Alteza...

―Por favor, señores, el príncipe comenzará a pensar que están ustedes presionándolo. ―el duque apareció junto a mí, con una sonrisa encantadora.

―Y no es para menos, Duque. El príncipe está cerca de cumplir los veinte. A esa edad yo ya me encontraba en preparaciones para mi boda. ―intervino alguien más.

―Bueno, si el príncipe se está tomando un tiempo para reconsiderarlo, por algo ha de ser, ¿no es así, Alteza? ―el duque me miró.

Por unos cortos segundos, me sentí aliviado de que alguien no estuviera directamente atacándome.

―Así es. ―asentí.

― ¿Le gustaría acompañarme a la mesa de postres, Alteza? Estoy seguro de que le encantarán. ―sugirió y yo de inmediato asentí. Cualquier cosa es mejor que estar rodeado de esta gente―. ¿No se siente bien, Alteza?

El Precio del Príncipe [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora