La palabra mediocre era como una espina clavada en la mente de Angel, una que lo atormentaba silenciosamente cada día. No estar a las expectativas, no cumplir con lo que se suponía que debía ser capaz de hacer, lo corroía desde adentro. Se veía a sí mismo como alguien que, si el requisito mínimo para ser considerado "bueno" fuera un 7, él no alcanzaba ni un 5. Vivía en la sombra de esa palabra, incapaz de liberarse de la presión constante que lo asfixiaba.Por fuera, todo parecía en orden. Desde que la nueva rutina había comenzado, no había tiempo para relajarse. Levantarse, trabajar y salir, se había convertido en su mantra diario. A veces, ayudaba a Tohru con las tareas del hogar o llevaba a Kanna a la escuela en su coche. Y aunque eso añadía más responsabilidades, era lo único que daba cierto sentido de propósito a sus días. El dinero fluía, las necesidades se cubrían, pero internamente, Angel sentía que solo estaba sobreviviendo, no viviendo.
Cada mañana se repetía que debía seguir. Seguir sin parar. Incluso cuando su mente le gritaba que se detuviera, que descansara, que se permitiera sentir algo más allá de la rutina, Angel ignoraba esa voz. Porque, en su mente, detenerse sería fracasar. Sería confirmar que era exactamente lo que temía: mediocre.
Mientras conducía cada día hacia la escuela con Kanna en el asiento del pasajero, Angel se encontraba perdido en sus pensamientos. Kanna miraba por la ventana con una sonrisa, emocionada por aprender y socializar con otros niños. Para ella, este nuevo mundo estaba lleno de oportunidades y sorpresas. Para Angel, era simplemente otro día más, otro momento de presión silenciosa.
Había días en los que, mientras trabajaba en su cubículo, el esfuerzo parecía inútil. La mediocridad lo acechaba, como si cada pequeño error que cometía fuera una prueba de que no era suficiente. Aunque nadie lo señalaba abiertamente, Angel sentía el peso de los ojos invisibles sobre él, juzgándolo, esperando que fallara. Se esforzaba, trabajaba más duro que nunca, pero la sensación de no estar a la altura seguía allí, inquebrantable.
El silencio era ensordecedor. Nadie hablaba de ello, pero Angel sabía que estaba presente. Sabía que, aunque cumplía con sus responsabilidades, algo en su interior estaba roto. La rutina era su forma de escapar, de no enfrentarse a la realidad de que, en su mente, no importaba cuánto esfuerzo pusiera, siempre sería insuficiente.
Tohru, por su parte, había notado el cambio en Angel desde que comenzó a llevar a Kanna a la escuela. Aunque intentaba no presionarlo, veía la fatiga en sus ojos, la forma en que se sumergía en su trabajo sin permitir que nadie se acercara a él. Quería decirle algo, quería ofrecerle su apoyo, pero sabía que Angel no estaba listo para hablar de lo que lo estaba devorando por dentro.
Kanna, en su inocencia, también captaba algo, aunque no podía entender completamente lo que pasaba. Ella seguía disfrutando de sus días en la escuela, pero a veces, cuando Angel la dejaba en la puerta y le sonreía débilmente, sentía que algo en él no estaba bien. No sabía cómo ayudarlo, y eso la hacía sentir impotente.
Angel continuaba con su vida, día tras día, manteniéndose en movimiento, porque detenerse sería admitir la derrota. Se esforzaba bajo el silencio de los demás, sin que nadie supiera cuánto le costaba cada pequeño logro, cada simple tarea.
Pero, aunque su cuerpo seguía adelante, su mente seguía gritando:
Detente... por favor, detente.
Y sin embargo, Angel no escuchaba. No podía permitirse escuchar. Ser mediocre no era una opción, no para él.
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𝑂𝑟𝑑𝑖𝑛𝑎𝑟𝑦 𝐿𝑖𝑓𝑒. [𝑫𝒓𝒂𝒈𝒐́𝒏 𝒎𝒂𝒊𝒅 𝒇𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄]
FanfictionAngel o también nombrado como Tenshi, es un joven programador atrapado en la monotonía de su vida diaria, trabajando en una empresa donde sus únicas conexiones son sus compañeros Kobayashi y Takiya. Su rutina es predecible y su vida personal es prác...