Prólogo

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Si alguna vez Sirius Black hubiera imaginado que algún alma valiente se atrevería a cruzar las puertas de este infierno para verlo, esa alma debía ser Remus Lupin

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Si alguna vez Sirius Black hubiera imaginado que algún alma valiente se atrevería a cruzar las puertas de este infierno para verlo, esa alma debía ser Remus Lupin. Sí, su amigo Lunático, el hombre lobo con la paciencia de un santo y la mirada de un sabueso seguramente sería la única persona en todo el maldito mundo mágico que entendería la verdad. O, al menos, lo intentaría. Remus, el único que sabía que Sirius no era el traidor que todos los demás estaban tan dispuestos a pintar con pinceladas de odio y condena. En su infinita y estúpida sabiduría, el mundo mágico lo había juzgado, condenado y arrojado al abismo de Azkaban sin siquiera escuchar una palabra de su defensa.

Así que grande fue su sorpresa al ver que la persona que se paró frente a él fue Andrómeda Black, una cara del pasado que él ni en un millón de años habría imaginado ver aquí, en el peor agujero de la existencia.

—Sirius — La voz de Andrómeda rompió el silencio, resonando en su mente como un eco lejano. No era la voz chillona de Bellatrix ni el tono elegante de Narcissa. Era... humana. Demasiado humano para este lugar.

Andrómeda estaba allí haciendo preguntas, pero a Sirius le costaba concentración en lo que decía. Su mente, agotada y destrozada, luchaba por aferrarse a la realidad. Sirius estaba casi seguro de que todo era una alucinación más. Esta no sería la primera vez que su mente el jugara un truco sucio.

—Andy... —murmuró él, con una voz tan áspera como el papel de lija hacia mucho tiempo que no la usaba a menos que no fuera para gritar que dolía hacerlo—Prima lo siento yo no... no entiendo.

Andrómeda se acercó a los barrotes, sus ojos grises observando a Sirio con una mezcla de lástima y decepción.

—Oh Sirius no puedo explicarte todo lo que está pasando en este momento—el susurro— Tu mente es demasiado débil seria demasiado peligroso alguien podría espiar, pero lo que si puedes saber es que las cosas están cambiando de formas que ni siquiera yo puedo empezar a describir—Su voz tenía una intensidad que hizo que Sirius quisiera retroceder, pero no había dónde esconderse.

—Por favor resiste primo Sirius —suplico tocando su mano lo que hizo que se estremeciera— Trata de mantener la cordura, no permitas que la locura te arrastre hay personas que te necesitan— antes de que pudiera procesar lo que eso significaba, un Auror gritó desde fuera de la celda.

—¡Se acabó el tiempo!

Y mientras ella se desvanecía de su vista y él se volvió a encontrar solo en la celda se permitió un oscuro pensamiento: Tal vez fue solo otra alucinación suspiro y se volvió a acorrucar en su rincón.

Y mientras ella se desvanecía de su vista y él se volvió a encontrar solo en la celda se permitió un oscuro pensamiento: Tal vez fue solo otra alucinación suspiro y se volvió a acorrucar en su rincón

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Los gemelos Potter y la noble casa de los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora