ྀ✎ _𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒 - 𝐍𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝.

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  Narrador 3ra persona

  Habían vuelto a la cabaña, Ford se había preocupado por el repentino golpe misterioso de Fiddleford y por eso decidió regresar.

  Bill y Stanley seguían debatiendo el método para juntar a los tórtolos.

  — Está funcionando, solo le debemos dar algo de tiempo a solas. — Hizo una pausa. — Y quizá algo de alcohol.

  Stanley lo miro con malicia, era obvio que estaba de acuerdo con el plan que el rubio había dado.
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  Fiddleford se encontraba en su habitación, el lugar donde Ford le había dado para quedarse mientras trabajaban.

  Estaba sentado en el costado de la cama, mirando al suelo. En cuanto vió que Stanley entró.

  - Ey cerebrito, mi hermano dijo que te trajera esto. — Entró con una taza de lo que parecía ser café. — Te lo dejó aquí. Por cierto, te sientes mejor?

  - Gracias, Stan. — Tomó la taza con sus delgados dedos. — Estoy mejor, gracias.

  El castaño salió de la habitación entre risas, era obvio que le había echado algo al café.

  En cuanto bajó las escaleras, vió el como Ford estaba juntando papeles y escribiendo cosas de pasada en su diario.

  - Que cuentas seis dedos? — Se apoyo en el marco de la puerta.

  - Organizando el desorden que tengo en mi escritorio. — Volteó a verlo, con pilas de papeles en los brazos. — Por cierto, le diste el café a Fidds?

  - Claro, no lo iba a dejar tirado por ahí o si? — Dijo con un tono burlón.

  - Aja... Bueno, iré a verlo en unos minutos por si acaso. — Avisó para luego pasar a otra habitación.

  Stanley se quedó viendo la puerta con una sonrisa. Suspiró y se acercó al diario de su hermano, no pasaba nada que mirara un poco.

  - A ver que es lo que vives día a día hermanito. — Comenzó a leer las páginas, cosas menos creíbles que la anterior. — Unicornios? — Stan echó a reír a carcajadas.

  Ford volvió y vio a su hermano leyendo uno de sus libros. — Ey! Deja eso... — Se lo arrebató de las manos y lo guardo en un cajón.

  - Unicornios? Es en serio Ford? — Soltó un par de risas.

  Ford suspiró y lo dejó riéndose solo. Subió las escaleras hasta llegar a la habitación del rubio cenizo.

  Al cerrar la puerta e intentar voltearse a ver a su mejor amigo. Algo lo detuvo acorralandolo en la puerta.

  - Fiddleford? — Dijo nervioso. Apoyando sus manos en los hombros se su compañero.

  - Ford... — Levantó la vista, estaba rojo de vergüenza. — Se que estoy casado y todo... Pero...

  - Estas borracho? — Trató de alejar a Fiddleford por el nerviosismo.

  El rubio se quedó callado mientras se acercaba lentamente al rostro de su contrario.

  Ford estaba que se moría por los nervios, pero la tentación le ganó. Besó suavemente los labios de rubio, mientras que posaba sus manos rodeando la cadera de este.

  Claramente el rubio correspondió y puso sus manos, antes apoyadas en la puerta, ahora posadas sobre los hombros de Ford.

  Ambos se separaron, rojos a más no poder, hacía tiempo que querían que esto pasara.

Ⲣⲁ𝛓ⲁⲇⲟ𝛓 ⲇⲉ ⲥⲟⲣⲁ𝛓 [Fiddauthor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora