Capítulo 13: Mi refugio, tercera parte (última)

54 7 1
                                    

Por otro lado, cuando llegué a casa, hubiera preferido que al abrir la puerta estuvieran mis padres, preocupados, interrogándome y regañándome por no haber llegado a dormir. Pero, en cambio, no había nadie. La casa estaba completamente vacía, y solo destacaba una nota roja pegada en el refrigerador:

"Te dejamos comida, solo debes calentarla.

Sé una buena niña y saca las mejores calificaciones.

Si llegas tarde, está bien, mientras no descuides tus estudios.

Te amamos, papá y mamá."

Esa pequeña nota, que para algunos podría parecer una muestra de preocupación, para mí no significaba nada. Les daba igual dónde había estado. Me preguntaba si en algún momento habían sentido miedo de que algo me hubiera pasado, o si simplemente les importaba tan poco que durmieron plácidamente.

Estar en esta casa me enfermaba; respirar este aire era un constante dolor de cabeza. Me duché rápido, tomé mis cosas y salí lo más rápido que pude.

Sin embargo, no sabía a dónde ir, así que empecé a caminar sin rumbo por un parque cercano, donde había una gran cancha. Parecía que un grupo de chicos estaba jugando baloncesto. Se veían tan divertidos, pasándose la pelota, haciendo trucos y riendo.

Decidí sentarme a observar. Solo mirar el juego era emocionante, no podía imaginar lo que sería estar ahí, jugando y anotando todos los puntos que pudiera.

Llevaba un buen rato viéndolos jugar, hasta que miré la hora y me di cuenta de que se me haría tarde para la escuela, así que, con pesar, tuve que irme.

Corrí lo más rápido que pude y, a lo lejos, vi a Yuna en la entrada. Cuando notó mi presencia, no dudó en saludarme con entusiasmo.

—¡Hey! ¿Qué haces aquí? —

—Pues, ¿no es obvio? Esperaba a mi novia —dijo, con una sonrisa.

Esa palabra me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonrojarme. Yo era su novia...

Yuna notó el color en mis mejillas y las acarició suavemente mientras me sonreía con calidez. Sin duda, ese momento borró el mal rato que había pasado en casa.

—Por cierto, ¿comiste? —preguntó, algo preocupada.

—Ehm... aún no —respondí, algo avergonzada.

—¿Cómo que no, Lisa? —dijo, cruzando los brazos con gesto de desaprobación.

—No tuve tiempo —murmuré, apenada.

—Qué bueno que traje comida de más. Así te puedo invitar. Vamos —dijo, mientras entrelazaba nuestros brazos, dirigiéndonos a la cafetería.

♡ ━━━━━━━━ ♡ ━━━━━━━━ ♡ ━━━━━━━━ ♡ ━━━━━━━━ ♡

Y así como ese momento, vivimos muchos más. Era consciente de que estar en una relación implicaba tener citas, pero no sabía que serían tan divertidas. O quizás lo eran porque me gustaba la compañía de Yuna, y con sus ocurrencias convertía cualquier momento deprimente en algo divertido.

Además, se preocupaba constantemente por mí y me regañaba si no me cuidaba. Obvio, yo también hacía lo mismo por ella.

Poco a poco fuimos fortaleciendo nuestra relación. Aunque solo habían pasado días, para mí ya parecían meses, incluso años. Era raro sentir que la conocía de toda la vida.

Tratamiento de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora