Capítulo 2: Último intento

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Mientras caminaba por las iluminadas calles, me daba mucha nostalgia. La noche se veía tan hermosa; lástima que esta sería la última vez que la vería. Mi decisión estaba tomada. Por más que me entristecía que nunca más volvería a ver un hermoso atardecer, la luz de la luna o las suaves nubes, todo eso viviría como un recuerdo en mí. Las personas que supuestamente se preocupaban por mí solo hacían que mi decisión se volviera más fuerte.

Si yo les importaba, ¿por qué estaba tan sola en mi momento más vulnerable? ¿Por qué sentía ese gran vacío en mi corazón? Si tenía personas que se preocupaban por mí, que darían lo que fuera por mi sonrisa, ¿por qué esa horrible sensación seguía ahí?

¿porque me sentía tan sola? cuando ante los ojos de todos.... mi vida era perfecta

Ya estaba harta de que sigan repitiendo ''Siempre estaremos para ti", "Tienes todo nuestro apoyo", "nos preocupas mucho" "Te queremos", porque es solo una mentira, UNA MALDITA MENTIRA que me hacía sentir culpable. 

¿Era egoísta? ¿Por pensar en morir y hacer sufrir a los que me amaban o por preocuparme y dejar atrás todo ese dolor?

 Yo simplemente estaba buscando una solución. Claro que existían muchas más opciones, pero quería dejar de sufrir, de malgastar mis lágrimas; ya no podía más... 

Y quizás, después de todo esto, estaría bien, o eso esperaba.

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Llegué al último lugar en el que estaría mi miserable cuerpo. 

Mi academia, este cálido lugar que me hizo sufrir y reír estos últimos meses. Aún había gente en los pasillos; mientras caminaban, me saludaban amablemente, y estoy segura de que ninguno de ellos se imaginaba lo que estaba por pasar.

Sin mucha prisa, me dirigí al elevador. Esperé a que se abriera e internamente rezaba por no encontrarme con nadie conocido. Cuando las puertas se abrieron, solo había una amable señora: era la bibliotecaria. Me saludó y deseó que nos viéramos mañana, y fue muy rara la manera en que me miraba; tal vez en el fondo ella sabía lo que haría. Su cálida sonrisa abrazó a mi dolido corazón; me conmovió tanto que derramé una lágrima, la cual traté de ocultar.

Una vez que ella se fue, entré al elevador y marqué el último piso. 

Mientras iba subiendo, a mi mente venían recuerdos de todo lo divertido que viví aquí: las travesuras y risas de mis amigos, esos pequeños momentos en los que era feliz y olvidaba mi dolor. Pero todo terminaba al final del día, cuando tenía que volver sola a casa. A veces deseaba con todas mis ansias no volver a ese lugar que solo incrementaba mi miseria.

Eso me recordó "por qué" tomé esa decisión. Salí de mis pensamientos cuando las puertas comenzaron a abrirse. El piso estaba vacío y me dirigí a las escaleras que conducían a la azotea.

Mientras subía, mi abrigo chocó con la barandilla y pude notar algo en mi bolsillo. Era el papel que guardé al salir de casa. Entonces, cuando ya estaba al aire libre, lo saqué y al mismo tiempo que la fría brisa tocaba mi rostro, ese era mi único consuelo. Empecé a leer el antiguo papel entre tanto me acercaba cada vez más al vacío.

Cuando por fin choqué con las barandas de seguridad y seguía leyendo, mi corazón se estrujó. Sentía un dolor inmenso y las lágrimas me inundaron. En ese momento dejé de sentir mis piernas y me derrumbé. Comencé a llorar como una pequeña niña en la oscuridad. Esta vez ya no podía contenerme y solté todo lo que guardé por años.

Tratamiento de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora