Hace milenios, cuando la tierra aún estaba forjándose y las estrellas recién comenzaban a iluminar el cielo nocturno, la diosa luna descendió para bendecir a la humanidad con una nueva especie: los hombres lobo. Seres poderosos que caminaban entre lo humano y lo bestial, capaces de transformarse bajo la luz de la luna llena. Sin embargo, con este don, también vino el caos. Las pasiones desenfrenadas y la fuerza indomable de los lobos crearon una era de oscuridad y terror, amenazando con destruir el mundo que la diosa había ayudado a crear.
En medio de este caos, un hombre, un simple omega, se levantó para traer paz a su gente. Con coraje y astucia, logró sellar a las bestias más feroces y restaurar la paz. Agradecida por su valentía, la diosa luna le otorgó un regalo único: la bendición de los "destinados". Este don, transmitido a través de sus descendientes, permitiría a unos pocos afortunados encontrar a su otra mitad, su complemento perfecto, con quien formarían un lazo indestructible y eterno.
Los siglos pasaron, y aunque los hombres lobo ya no se transformaban físicamente, su naturaleza seguía ligada a sus raíces ancestrales. Los "destinados" se convirtieron en una leyenda viva, una esperanza para aquellos que ansiaban un amor verdadero, profundo y puro. Pero, al igual que la bendición, solo unos pocos podían experimentar este regalo. Ser hijo de padres destinados era la única manera de tener la posibilidad de encontrar a tu alma gemela, un privilegio reservado para unos pocos.
Franco Colapinto, un joven alfa de 21 años, había crecido con la historia de la diosa luna y los destinados resonando en sus oídos. Hijo de padres destinados, sabía que su vida estaba predestinada para algo más grande. Sin embargo, en su juventud, había intentado forjar su propio camino. Tres años de relación culminaron en un matrimonio con una omega tan hermosa como las estrellas, pero su felicidad fue efímera. En su luna de miel, cuando Franco intentó formar el lazo de enlace mordiendo el cuello de su esposa, la realidad lo golpeó como un rayo. La mordida no selló el vínculo; en cambio, casi la mató. Desesperado, la llevó al hospital, solo para descubrir una verdad que cambiaría su vida y la de todos los descendientes de destinados: un hijo de padres destinados no podía enlazarse con nadie que no fuera su verdadera alma gemela.
La Regla de Colapinto, como se conoció desde entonces, lo dejó marcado no solo física sino emocionalmente. Tuvo que dejar a su esposa, divorciándose en buenos términos, pero con el peso de saber que solo un destino predeterminado podría guiar su vida amorosa. La fama de su tragedia lo siguió a lo largo de su vida, convirtiéndolo en un alma solitaria que esperaba un futuro incierto.
Por otro lado, Checo Jenner-Pérez, un lindo y saludable omega, vivía una vida aparentemente perfecta. Hijo de la familia más famosa de Estados Unidos, los Kardashan-Jenner, Checo era la envidia de muchos. Con su carisma y elegancia, había conquistado el corazón de Max Verstappen, el alfa tres veces campeón mundial de Fórmula 1. Para todos, eran la pareja ideal, una unión que parecía inquebrantable. Pero Checo, aunque enamorado de Max, siempre sintió un vacío inexplicable, una sensación de que algo esencial le faltaba.
Este sentimiento se hizo más palpable cuando, en un evento exclusivo de la Fórmula 1, Checo conoció a Franco Colapinto. Sus miradas se cruzaron, y en ese instante, el mundo pareció detenerse. Franco, aún marcado por su pasado, sintió cómo el lazo invisible de los destinados tiraba de él con una fuerza que jamás había experimentado. Para Checo, aunque la conexión no era tan intensa, algo profundo y ancestral se encendió dentro de él. Ambos sabían, en ese mismo segundo, que habían encontrado a la persona por la que sus almas habían esperado toda una eternidad.
Pero el camino hacia su unión no sería fácil. Franco, el recién llegado, debía enfrentarse no solo a sus propios miedos, sino también a la ira de aquellos que no aceptarían que su amor desafiara las normas establecidas. Checo, por su parte, se encontraba atrapado entre el amor que conocía y el vínculo inquebrantable que su lobo interior exigía.
En un mundo donde los lazos son más fuertes que el acero y donde el destino no puede ser ignorado, Franco y Checo deberán luchar no solo contra el mundo que los rodea, sino también contra sí mismos. Porque cuando se trata de un amor destinado, ni el tiempo, ni la fama, ni el poder pueden interponerse en su camino.
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La Regla de Colapinto | Checo & Franco
FanfictionTener un destinado o encontrar a tu alma gemela es un regalo que, en sus orígenes, solo se otorgó un omega valiente y audaz. Fue una sorpresa para muchos que este don se transmitiera a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y así sucesivamente, gene...