Capítulo 4

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**Flashback - Anya:**

—Anya, todo va a estar bien —dijo Yor suavemente, secando las lágrimas de su hija con ternura.

Loid, parado a su lado, trataba de consolarla también. —Solo será por un tiempo, te lo aseguro —agregó, mientras Anya se aferraba con fuerza a Bond, sintiendo que su pequeño mundo se estaba desmoronando.

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**Presente - Anya:**

—Pero no creo que vaya a estar bien, mamá... —murmuró Anya en voz baja, cerrando su portátil con un suspiro. Había pasado toda la mañana planeando su próxima clase, una clase de artes en la que realmente quería destacarse.

El poder de leer las mentes le había servido de mucho durante sus años de estudios. Muchas veces había usado su habilidad para saber qué esperaban sus profesores o para tener ventaja en los exámenes. Pero a pesar de eso, su verdadera pasión siempre había sido la pintura. En el arte, Anya encontraba una paz que nada más le ofrecía. Pintar era lo único que la conectaba consigo misma sin el peso de las expectativas de los demás.

—¡Iré a mi clase de canto y luego podríamos salir por unos tragos! ¿Te gustaría? —Becky apareció de repente, con su habitual energía, sentándose junto a su amiga.

Anya sonrió. —Igual tengo clase, pero me parece bien. —Se levantó de su lugar, lista para dirigirse al aula. Estar ocupada le ayudaba a no pensar demasiado en ciertas cosas... y en ciertas personas.

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**Damian:**

Mientras tanto, en otro punto del campus, Damian estaba absorto en un libro de pasta gruesa. Intentaba concentrarse, pero sus pensamientos seguían volviendo a la imagen de Anya, y a las preguntas que no podía dejar de hacerse. Desde que había vuelto a verla, todo lo que creía haber dejado atrás había vuelto con fuerza. Y, sin embargo, no quería ceder.

—Vamos, tendrás un tiempo a solas con Becky —dijo Emile, dándole un codazo a Ewen, quien jugaba nerviosamente con su lápiz.

—Tú no vas a ir, y no me atrevo a ir solo —contestó Ewen, mirando de reojo a Becky desde la distancia.

—Bueno, puede ir Damian —dijo Emile, volviendo su atención a su amigo que estaba inmerso en su lectura.

Damian levantó la mirada con una mezcla de sorpresa y desgano. No tenía el menor interés en participar en ninguna salida social, y mucho menos en cualquier cosa que involucrara la posibilidad de cruzarse con Anya fuera del contexto escolar. Pero sabía que sus amigos no lo dejarían en paz.

—No estoy seguro... tengo algunas cosas que hacer —respondió evasivamente, volviendo a su libro.

Emile le lanzó una mirada divertida. —Venga, hombre. No te vas a quedar aquí estudiando toda la noche.

Damian apretó los labios y no respondió, pero internamente sabía que no tenía escapatoria. Sus amigos habían notado su comportamiento extraño desde que Anya volvió, y aunque no hablaban directamente del tema, era evidente que estaban tratando de ayudarlo a salir de su caparazón.

Sin embargo, Damian no podía sacarse de la cabeza la última vez que vio a Anya, y lo que esa imagen le provocaba. La mezcla de sentimientos —amor, enojo, confusión— lo atormentaba día tras día.

Cerró el libro con un golpe sordo, resignado. —Está bien, pero no me quedaré mucho tiempo —dijo finalmente, sin comprometerse demasiado.

Emile y Ewen se miraron, complacidos de haberlo convencido.

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**Anya:**

Mientras tanto, Anya caminaba por los pasillos del instituto en dirección a su aula. A pesar de su sonrisa exterior, no podía evitar la sensación de incomodidad que le causaba estar de vuelta en el mismo lugar donde todo había comenzado. Los recuerdos la acosaban constantemente, y aunque intentaba concentrarse en su clase y en sus proyectos, había momentos en los que sentía que todo estaba al borde de desmoronarse.

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