Capítulo 11

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—Pero, Anya, ¿por qué? —Becky no podía dejar de mirar el mechón de cabello quemado que su amiga había tratado de arreglar en casa.

Anya estaba sentada frente al espejo de la estética, jugando con sus dedos sobre el regazo mientras la estilista cortaba su cabello dañado.

—No es tan grave, Becky. Un cambio siempre es bueno —Anya intentó restarle importancia, aunque el mechón chamuscado era bastante evidente.

—¡Quemarte el cabello no es un cambio, Anya! ¡Es un accidente! —Becky exclamaba, con una mezcla de preocupación y frustración. No podía creer lo descuidada que podía ser su amiga a veces.

—Lo sé, lo sé... —Anya suspiró, viendo cómo los mechones caían sobre la tela que la cubría. Afortunadamente, la estilista estaba haciendo un buen trabajo reparando el desastre.

—¿Estás segura de que no prefieres hacerte algo más llamativo? —preguntó la estilista, sonriendo—. Tal vez unas mechas o un corte más atrevido.

—Nah, algo sencillo estará bien —dijo Anya, levantando un poco los hombros—. Solo quiero verme... normal.

—Nada de eso. No te ves normal, te ves increíble. —Becky sonrió con orgullo—. ¡Es justo lo que necesitabas!

—Bueno, al menos no quedó tan mal —Anya finalmente sonrió un poco al ver el resultado en el espejo, mientras la estilista hacía los últimos ajustes. Su cabello ahora le llegaba justo hasta los hombros, enmarcando su rostro de una forma elegante.

—Voy a terminar de pagar, te espero afuera —dijo Becky, dándole una palmadita en el hombro antes de salir.

Becky salió de la estética, suspirando. A pesar de que el cambio le sentaba bien a Anya, no podía dejar de preocuparse por ella. Sabía que su amiga llevaba meses intentando superar el pasado, pero cada vez que parecía avanzar, algo la frenaba. El estado de su cabello no era más que una metáfora de lo desordenados que estaban sus pensamientos.

—¡Bick! —Becky giró rápidamente al escuchar el apodo que solo Ewen usaba. Lo vio corriendo hacia ella con una sonrisa amplia.

—¡Ewen! —Becky respondió emocionada, sin haber esperado encontrárselo en el centro comercial.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Ewen, acercándose y dándole un beso en la frente.

—Traje a Anya a la estética —dijo Becky, suspirando—. La torpe se quemó el cabello. Tenía que arreglar el desastre.

—¿Se quemó el cabello? —preguntó Ewen, arqueando una ceja.

—Sí, pero no fue grave, gracias a Dios. Solo fue un mechón —respondió Becky, aunque su voz estaba cargada de preocupación.

—¿Está bien? —Ewen se sentó junto a Becky, tomando su mano.

—Físicamente sí... pero emocionalmente... —Becky negó con la cabeza—. Me preocupa, Ewen. No sé qué hacer para ayudarla.

—Tal vez solo necesita tiempo para procesar todo —dijo Ewen, dándole una suave caricia en el hombro—. Anya tiene una forma muy particular de lidiar con las cosas.

—Lo sé, pero a veces me siento impotente... —Becky apoyó la cabeza en el hombro de Ewen—. Ella es tan... despreocupada, pero al mismo tiempo sé que algo la está lastimando. Me gustaría poder ayudarla más.

—¿Le diste el número de Luke? —preguntó Ewen, cambiando de tema.

—Sí, hace más de un mes. Pero no ha hecho nada al respecto —respondió Becky, suspirando—. No entiendo por qué no avanza.

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