XIX. Supongo

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Supongo que

quise desatar los nudos

con los que te dejé tirada

en aquella isla

de los desastres.

Habitada por caníbales

y dragones de dientes feroces.

No sé cómo

pero de ellos te zafaste.

Te convertiste en la guerrera

de crines dorados

que no vi

y que siempre fuiste.

A la civilización regresaste

sin rencor ni odio

a la hora de reencontrarme.

Supongo que ya lo sabes:

volví a la isla a salvarte.

Allí lloré

entre los restos que dejaste

en la arena.

Bebí ron robado a los piratas

hasta la inconsciencia

buscando morir

entre las olas inertes

de la mar serena.

Solo quise desquitarme.

Recuperarte.

Intentar remendar

errores fatales

que hoy sé

son irreversibles.

Como si fuera tan fácil

coser unas heridas

que hace largo tiempo

cicatrizaron.

Olvidar el mal

y el pasado.

No existe la máquina

que te transporte en el tiempo

no hay manera de hacerlo.

Para tener la oportunidad

de enseñarte

el puerto que de verdad tengo.

Y no estas ruinas

llenas de miedo.

Sonrisas de metal y hierro (Poesía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora