★«"Say that it's possible. How do we rewrite the stars? Say you were made to be mine? Nothing can keep us apart. 'Cause you are the one I was meant to find"»★
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☾✧˖°✰CHAPTER EIGHT: Chicas☾✧˖°✰
NO era bueno con las chicas, ¿Ok? Nunca había tenido una relación más allá de la amistad con cualquier chica que conocía, de hecho, no había desarrollado una amistad con chicas desde que llegó a Japón.
No tenía comunicación alguna con las que una vez fueron sus amigas, uno que otro mensaje, pero ya para ese punto eran conocidas y no amigas. La única amiga que tenía era Midori y esa era más una cabra loca que una chica, así que esa no contaba. Mai Waifu era más una compañera que una amiga y Pippi Osu lo consideraba más un hijo que un amigo, así que en definitiva, no tenía relación alguna con las mujeres aparte de la que tenía con su mamá.
Ahora, en un caso hipotético en el que tuviera que elegir con que chica de la academia se llevaba mejor, definitivamente no eligiera a Megami Saikou. Se había cruzado con la Saikou unas, ¿qué? ¿Cinco veces? Durante la última media hora del almuerzo, la chica lo miraba como si en cualquier momento el fuera a decir o hacer algo tan cuestionable que tuviera que llevarlo a donde la consejera o en el peor de los casos, le iba a terminar rociando gas pimienta en toda la cara.
¿El era raro? Sí, para las personas "normales" de esa academia, el era un poco raro; se la pasaba caminando por los pasillos con su teléfono en la mano como las bullies, pero no formaba parte de ellas (y esperaba que eso nunca cambiara), aún así, tenía una reputación ¿Regular? Realmente no lo sabía con certeza, no tenía ni buena reputación ni mala reputación.
Bueno, ahora tenía un pequeño porcentaje de buena reputación por culpa de esapelea verbal, pero tampoco es que fuera reconocido por todo el colegio gracias a esa tontería...O eso esperaba.
En su defensa en cuanto a caminar por todo el colegio; él no se podía quedar quieto por mucho tiempo, su mente se la pasaba creando escenarios con las canciones que escuchaba y sentía la necesidad de caminar para poder imaginar de una forma "mejor y fluida". Además de que tenía la costumbre de volver a reproducir la canción si sentía que no la había apreciado de la manera correcta.
El caso era, que gracias a esas caminatas se había encontrado varias veces a los del consejo estudiantil, especialmente se había encontrado a la pelirroja que siempre andaba sonriendo. Pero lo que lo ponía nervioso era que rara vez se encontraba con los Saikou y adivinen a quien se estaba encontrando a cada rato, sí, a la fabulosa Megami Saikou.
No importa por donde pasará o a qué piso subiera o bajara, a los minutos se encontraba nuevamente con la Saikou. Eso lo desesperó un poco, tanto que terminó corriendo hasta el último piso y entro en el club de cocina; fue el único lugar que encontró seguro ¿De acuerdo? Los de cocina eran los únicos que le daban la bienvenida con una gran sonrisa; pensó que a esa hora se encontraría con todo el club, pero en cambio se encontró con una chica bajita que tenía puesto un delantal de color azul cielo.
