★«"Say that it's possible. How do we rewrite the stars? Say you were made to be mine? Nothing can keep us apart. 'Cause you are the one I was meant to find"»★
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☾✧˖°✰CHAPTER ELEVEN: Amabilidad☾✧˖°✰
NO durmió nada en toda la noche, desde los problemas familiares de Meichi hasta la llamada telefónica de Midori para contarle sobre el nefasto final de una serie; se mantuvo despierto hasta muy tarde y cuando finalmente se disponía a dormir, sonó la alarma.
Hizo un berrinche en su cama, pateando las sábanas y tirando las almohadas, al final tuvo que levantarse y ordenar su cama. Sus pies lo arrastraron hasta el baño, las ojeras que tenía debajo de los ojos eran las más feas que había visto en su vida.
Sus ojos grandes ahora estaban caídos por el sueño, su cabello era una mata de pájaros y no tenía el ánimo suficiente para fingir una sonrisa o siquiera caminar más de dos pasos seguidos sin quedarse dormido. Tomo una ducha pensando que eso le iba a dar energía, error; casi se queda dormido cuando se estaba lavando el cabello.
Salió de la ducha y se quedó un buen rato mirándose en el espejo de cuerpo completo, noticia del año, tenía un grano debajo de la nariz; aquello si lo sacó de onda, ¿cuándo fue la última vez que le salieron granos de ese tamaño?
Lo único bueno de ese asqueroso grano, había sido poder utilizar los parches con forma de estrella que le había comprado su madre por internet. Soltó un sonido de completo fastidio cuando encontró otro grano en la esquina de su frente, ¿de dónde mierda habían salido?
En medio de la desesperación se le había quitado el sueño, pero volvió de inmediato cuando se sentó en la cama a ponerse su uniforme; sus ojos comenzaron a cerrarse, su cuerpo empezó a tambalearse y algunos de sus sentidos parecían estar apagándose.
Cuando sus ojos volvieron a abrirse, el sol ya estaba entrenando por la ventana. Se levantó de golpe, agarró sus cosas y salió corriendo de su casa, ni siquiera tuvo tiempo de hacerse su almuerzo, solamente podía pensar en que le iban a cerrar el portón.
Comenzó a maldecir internamente, nunca había corrido tan rápido en su vida; casi se cayó dos veces cuando estaba subiendo la colina. Su respiración estaba muy agitada, le dolían las piernas y su cabello había vuelto a ser un nudo de pájaros, pero lo logró, llegó justo a tiempo. La profesora Kyoshi lo miró con una sonrisa divertida.
—"Vaya, justo a tiempo, Rodríguez. Estaba apunto de cerrar".
"No me diga", pensó mientras arrastraba los pies hasta su casillero, nunca le había dolido tanto cambiarse de zapatos, tenía la sensación de que en cualquier momento no iba a poder volver a levantar la espalda de forma correcta. Subió las escaleras con rapidez en cuanto diviso a la profesora Mida saliendo del salón de profesores junto con otro profesor que logró identificar como Mido Rana, había que decir que estaba bastante guapo y eso que lo vió de lejos; lo bueno de todo aquello es que ellos no lo vieron porque estaban muy distraídos hablando entre sí.
