Cambiastes mi infierno por un Paraíso

Capitulo 12: El angel que pereció ante la lujuria

Akatsuki: Buenas noches Poka, sueña con los angelitos.-Diria recostado del marco de la puerta viendo a la invidente cubierta por una sabana lista a dormir.

Poka: Buenas noches Amorcito.-Dijo con esto se atrevería a dejarle en claro al sayayin lo que sentía o mejor dicho a lo que iba.

Akatsuki oiria muy bien lo dicho por la chica y rápidamente volvería a verla pero se encontraría a Poka ya roncando.

Akatsuki: ¿Será que a ella también le gustó?...... ¿? Nah debieron ser impresiones mías.-Pero no le dió importancia y siguió su camino hacia su habitación sin darse cuenta Poka aún seguía despierta.

El despertador marcaba las 3:45 a.m. Akatsuki dormía plácidamente en su cama balbuceando unas palabras talvez estaba teniendo un buen sueño. La puerta se abría lentamente resonando un chirrido ensordecedor que lo haría despertarse de golpe.

Akatsuki: ¡PURPURA!.-Gritaria asustado con una energía de color... bueno ya se dijo, en la punta de sus dedos indice y anular.- Ah solo fue la puerta.-Rascandose el ojo con su puño se levantaría de la cama y pesadamente iría a cerrar la puerta para luego volver a acostarse.

Akatsuki se envolvía en sus sabanas y ponía su cabeza en la almohada, espera. Está almohada es extraña.

Akatsuki: Espera, está almohada está rara.-Al recostar su cabeza sentía dos acolchados y suaves masas.- Nah debe ser el sueño.-Concluiria para echarse a dormir.

Mientras tanto, Poka se aliviaba por ser casi descubierta. Tenía la boca tapada con su mano debido a que Akatsuki tenia su cabeza entre sus pechos y la hacían involuntariamente soltar gemidos leves.

Akatsuki: Hasta cuando seguirás fingiendo que eres mi almohada.-Con los ojos cerrados hablaría haciendo que Poka se sobreexalte.

Poka: ¿Como sabias que era yo?.-Era algo obvia la pregunta pero decidió hacerla por curiosidad.

Akatsuki: Pues normalmente no siento dos pechos en mi cabeza al dormir ni tampoco escucho un corazón latir. Además, sentí tu Ki cuando entrastes.-Poka se sintió avergonzada po lo descrito.

Pero lejos de apartarse de él se le montaria encima siendo así que, ambos se quedarían mirándose fijamente a los ojos del otro. Se podía sentir como en el ambiente se venía lo que iba a suceder.

Sus rostros se acercaban lentamente, sus respiraciones entrelazándose en el aire, sus labios apenas rozándose. La intención de un beso se apoderaba de sus cuerpos, envolviéndolos en una tensión palpable.

Para ella, era una bendición divina, un éxtasis que la convertía en prisionera de la lujuria. Sentía algo celestial que, paradójicamente, la hacía sentirse como una pecadora.

Para él, era un pecado capital, una sensación que lo llenaba de maravilla. Era un fruto tentador y codiciado en el desierto de su sequía, un pecado que lo hacía sentirse divino.

El beso fue suave al principio, un roce tímido de labios que pronto se convirtió en algo más profundo y apasionado. Poka sintió como si el tiempo se detuviera, como si el mundo entero desapareciera, dejando solo el calor de Akatsuki y la dulzura de su beso. Sus alas se envolvieron alrededor de Poka, creando un capullo de luz y sombra.

Cuando Akatsuki creía que eso había sido todo y estando apunto de apartarse fue tomado fuertemente de la cabeza juntando y presionando sus labios a los de Poka.

Poka lo besaba con pasión aunque torpemente debido a que era su primera vez besando, pero esto no la detenía de hacerse dueña de la boca del Sayayin. Ya no solo era un simple beso era mucho más, jugaba con su lengua, mordiendo su labio interior. Dios mío Akatsuki, te metistes con la tímida del salón.