Cambiastes mi infierno por un Paraíso

El gris también representa felicidad

POV: Poka

Cuidaba mis pasos para no caer en el pavimento rocoso, algunas veces mi bastón me jugaba en contra al chocar con rocas o al quedar atascado en un hoyo, no puedo enumerar cuántas veces eh caído al suelo raspando mis rodillas.

Estaba entusiasmada era mi primer día en una secundaria estadounidense, en Francia las escuelas, en la mayoría no eran tan exigentes con los uniformes como en esta, aún no se como pude ingresar en ella pero soy becaria especial así que no me puedo quejar.

En ese lugar tienen una política estricta con la vestimenta, este uniforme consistía en una camisa blanca, una falda gris y una corbata de moño roja. Además, llevaba un suéter color canela con patrones variados y calcetines altos hasta la rodilla que no coinciden con lo que podía ver me gustaba el uniforme.

Mére.-Me gustaba la forma en como llamaba a mi madre adoptiva.- Podrías llevarme a mi primer día de secundaria, estoy un poco nerviosa y no quisiera perderme.-Pude escuchar un suspiro pesado saliendo de ella, al parecer la moleste.

Al final si me llevo, mientras íbamos en el auto yo veía hacia la ventana, observaba esas manchas grises y trate de quitar pero al parecer eran indestructibles. Estaba nerviosa no sabía cómo iba ser mi secundaria, no sabía cómo se comportarían mis compañeros conmigo.

Mère, podrías esperarme hasta el final de las clases es que no se cómo será el camino de vuelta hacia casa, quisiera que me acompañaras a mi salón para no perderme pase toda la mañana peinándome y arreglándome para dar una buena impresión.- me había levantado más temprano de lo habitual para peinarme asegurándome de pasar el cepillo en los lugares correctos.

De pronto el auto se detuvo abruptamente y me preocupé, pude sentir como mi madre gritaba su cabeza para mirarme tuve miedo por lo que me fuera hacer.

¡Podrías callarte de una maldita vez! ¿A quien le importa como te ves, ellos no apartaran su vista para mirarte? no te creas tan importante, eres ciega nadie querrá mirar ese ojos muertos.-Mis ojos por las palabras que me decían parecían los de un pez muerto, grises y vacíos.

Estás llendo a una secundaria de personas sanas, no como el centro de retrasados al que asistias allá en Francia, tienes lo humos de princesa muy altos.

¡Tengo cosas más importantes que hacer en lugar de esperarte así que resuelve eso! ¡Gira tu cabeza y mira a la ventana, y deja de mirarme me irrita ver tus malditos ojos! ¡Mírame! ¡Maldita ciega!.-Rápidamente gire mi cabeza y volvía mi mirada hacia la ventana, me aferre al posa brazos como si este tuviera pegamento.

Este auto si pudiera verlo con claridad mis ojos vomitarian por todo el sucio y lo mal cuidado que estaba, tuve que memorizarme cada lugar, cada mancha y cada lugar pegajoso para no caer en el, ¡Pero aún sigo callendo!

Que bien que hayas comprendido, ahora cierra la boca y espera a llegar a tu destino, no cuases problemas porque yo ni tu padre vendrán que buscarte, ¡Y no vuelvas a mirarme! ¡Tu ojos me dan asco!.-Concluyo y volvió su vista al volante haciendo que el auto anduviera otravez.

Esas palabras, eran las mismas que me dijeron muchas personas a través del tiempo de mi vida, no comprendía por qué les repudiaba, hacia mi mayor esfuerzo para poder ver mi cara y tratar de cambiar mi aspecto, talvez nunca pueda arreglarlo.

Talvez era verdad lo que mi madre decía, aunque me dolieran sus palabras no podría culparla talvez me faltaba disciplina y por eso me decían esas cosas, se que ellos me quieren pero lo demuestran a su manera.