Elodie.Nathaniel sale de la oficina y cierra la puerta.
Veo a mi alrededor. Un montón de libros apilados en una estantería, un ventanal gigante detrás del escritorio, una puerta misteriosa que me imagino que es el baño y un cuadro pequeño en la pared.
Me acerco a este y lo detallo.
Es un paisaje de un lugar que desconozco, es muy bonito, los trazos y las pinturas que uso el autor. La obra no está firmada, es raro.
Siento como alguien entra en la oficina y me doy la vuelta. Es la pelirroja de la reunión.
No quiero sacar apariencias antes de conocerla pero como me trato en la reunión fue muy maleducada y grosera.-Ah, todavía sigues aquí.- me recorre con la mirada y voltea los ojos.- Oye, te voy a decir algo y quiero que te quede muy adentro de la cabeza.
Se acerca y quedamos a la misma altura.
-Te escucho.- le sonrió y voltea los ojos.
-No te hagas ilusiones con Nathaniel, el puede ser amable pero solo eso. Somos una pareja inseparable y no voy a dejar que una niña que apenas acaba de llegar y conocerlo me lo quite.- Sonríe.
Me parece que no la juzgue mal, las personas de esta empresa necesitan una reunión de modales. Urgente.
-Me parece que la NIÑA que tú dices que te lo va a quitar lo conoce mejor que tú.- me cruzo de brazos.- Y tranquila, nadie te va a arrebatar a tu romeo, más bien deberías ponerte a trabajar si quieres conservar un buen puesto o si prefieres terminar afuera de la empresa con tus cosas. Tu decides querida, pelear por un hombre o ser una buena trabajadora. Nos vemos.
Le guiño el ojo y le pasó por el lado moviendo mis rizos.
A Samanta le falta un poquito de amor propio, pensé que podíamos ser amigas. Ya veo que eso no se va a poder.
Salgo de la oficina para explorar la empresa. Se que puedo encontrar personas amables.
Paso por recepción y veo a una señora hablando con la recepcionista.
-No entiende que no tengo mi identificación porque se me perdió, tengo entendido que puedo reclamar otra si es necesario.- la mujer dice con desesperación.
-Señorita, váyase por favor. No sé quién es usted y si de verdad trabaja aquí.
La mujer suspira y vuelve a decir.
-Puedes buscar mi nombre en los registros, ahí aparece.- la recepcionista suspira y teclea algo en la computadora.- Mi nombre es Andy William.
La recepcionista voltea los ojos y busca algo en el computador.
-No está, por favor deje de mentir sobre su identidad y váyase.- la vuelve a ignorar y la mujer suspira.
Me acerco hasta la recepción.
-Buenos días.- saludo y la señorita que está pendiente de la computadora me ve con cara de fastidio.- Te he dicho buenos días Lydia.- digo leyendo su nombre en la placa que tiene en su camisa.
-Ah, buenos días. ¿Qué necesita?- Lydia mira a la muchacha que tengo al lado.- ¿Se puede ir por favor?
-Pero necesito trabajar.- le dice la mujer a mi lado.
-Voy a llamar a seguridad.
-¡Ey!, nadie va a llamar a seguridad.- digo cuando Lydia está a punto de agarrar el teléfono de recepción.
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Lágrimas de sirena.
Novela JuvenilElodie Walter no sabe como manejar una empresa, más bien, ¡no sabe ni que se hace en una empresa! Nathaniel Parret es un experto en números y en firmar contratos. Por eso lleva trabajando más de una década en la empresa de Alexander Walter. Alexan...