—Pasaron los días después de lo que le dijo Sanzu a Noketsu—.
Mierda… ¿por qué me preocupa tanto?
—Noketsu murmuró para sí misma—.
No importa… debo seguir cuidando a Manjiro.
—Noketsu entró al cuarto de Manjiro y se sorprendió al verlo caminar. —
¡Vaya! Manjiro, ya puedes caminar, me alegro mucho.
—Noketsu corrió y abrazó a Manjiro—.
Manjiro se rió suavemente. —
Ya estoy bien, florecita… te he extrañado mucho…
—Sanzu también entró a la habitación—.
Por fin puedes caminar… esas cosas te pasan por no hacernos caso en las misiones.
—Manjiro lo miró y dijo.—
Ya sé, ya sé, perdón, es que me perdí en medio de la misión.
— Noketsu, al escuchar eso, rió entre dientes. —
Chicos, iré a comprar algunas cosas, ya vuelvo.