Encuentro

113 8 175
                                    

Milo, un joven estudiante que trabaja como guía de turistas de medio tiempo en el aeropuerto internacional de Athenas.
En el último vuelo que atendería ese día, para ofrecer su trabajo, llegó un joven francés de cabello aguamarina.

-Buenas noches joven, estoy ofreciendo mis servicios como guía de turistas, le dejo mi tarjeta  por si en algún momento necesitará quien lo guíe en esta hermosa ciudad- el griego le sonrió mientras le extendía la mano para que la tomara-que tenga una buena noche con permiso.

El griego se alejó para seguir avisando sobre sus servicios a las demás personas, dejando al chico francés bastante sorprendido con su belleza, jamás en su vida había visto un chico tan guapo como ese que acababa de conocer, vio lo que este le había entregado, lo guardo en su abrigo y se dispuso a caminar hacia la salida siguiendo los pasos del joven que acababa de robarle el aliento.
Hasta que de pronto alguien lo alcanzo y lo abrazo.

-¿No te parece que es un lindo chico?, ¿viste sus hermosos ojos? -el francés frunció el ceño- ¡wow nunca había visto un dios griego tan de cerca! ¿y bien que fue lo que te dijo? ¿Sabes su nombre, cuantos años tiene?

-¡Surt basta! No sé nada de lo que me preguntas, tampoco le preste mucha atención al chico, solo me ofreció su tarjeta por si quería un guía turístico y además ¿qué demonios haces en Grecia? ¿No deberías estar en Siberia?

-Así es, pero resulta que al igual que tú, gane una beca de intercambio y estaré por aquí un tiempo, haciéndote compañía querido amigo. Y tal vez solo tal vez, encuentre un compañero de vida tan guapo cómo el que acabamos de ver, dame lo que te dió- Surt metió su mano en los bolsillos del francés encontrándola-mira trae su nombre y número telefónico, ahora mismo la guardare para escribirle más tarde.

Estaba por guardársela cuando el francés se la arrebató- Esto es mío, tal vez la ocupe después, consigue la tuya.

-Vamos Camus al menos déjame guardar el número en mi teléfono-dijo haciendole un puchero al que fuera su mejor amigo.

-No voy a dártelo y a veces me pregunto ¿que estaba pensado cuando nos volvimos amigos? Si eres insoportable.

-Yo se que me quieres como a un hermano- el pelirrojo se colgó de su brazo- ¿no es así?

-Surt, si te quisiera un poco, ese cariño fraternal, está muy, pero muy en el fondo de mi corazón y ahora quítate de encima que odio que me toques.

Se dirigieron al área de taxis y tomaron uno que los llevaría al dormitorio de la universidad en la que iniciarían sus estudios.

Al día siguiente ambos jóvenes se encontraban frente a la entrada de dicha universidad mientras en otro lugar una alarma sonaba con insistencia.

-¡Milooooo!  Despierta con un demonio, tu maldito celular lleva rato sonando, ¡ya se te hizo tarde para el primer día de clases!

-Cinco minutos más, Kardia por favor.

-¡Que cinco minutos más , ni que nada! Dégel está por llegar por nosotros y tú sigues dormidote, si no te despiertas y estás listo en dos minutos me iré con él y tú tendrás que correr hasta la escuela- el hermano mayor de Milo salió de la habitación azotando la puerta.
Un par de minutos después Dégel aparecía frente a la puerta.

-Hola cariño ¿estás listo?-el peli verde se acercó para besarlo- ¿donde está Milo?

-Sigue dormido, así que vámonos, que se vaya solo por irresponsable.

-Salieron de la casa justo cuando Milo bajaba las escaleras con el cepillo de dientes en la boca-genial ese alacrán ponzoñoso me dejo, ¿pues qué hora es?- miro su celular-¿¡QUEEEE!? Si que voy a llegar tarde.

Amor tardío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora