Amor tardío

¡Paseo con sabor a cita!

-Camus, ya que Kardia y Degel estarán sabrán los dioses donde, ¿te gustaría que paseáramos? como sabes trabajo por las tardes como guía de turistas, así que conozco muchos lugares a los cuales podemos ir, ¿te gustaría acompañarme?

-¿Que no veras a Sorrento hoy?

-Mmm no, le dije que lo vería mañana en la escuela, así que otro día podría salir con el, además ustedes son muy diferentes en sus gustos y puedo llevarlos a diferentes lugares.
Entonces qué dices, ¿quieres salir a pasear conmigo?

El francés asintió sin mostrar mucho interés, aunque por dentro estaba que gritaba de emoción, pues según él, eso sería como una cita, una que esperaba sería inolvidable.

Salieron de la casa dejando una nota a sus hermanos.

La primera parada sería la Acrópolis de Athenas junto a su museo, se dirigieron en transporte hacía allá y al llegar ahí, Camus quedó maravillado ante tal majestuosidad, Milo le contaba que ese lugar era conocido como la cuna de la democracia, un lugar importante en el antiguo mundo.
Pasaron al museo donde Camus se encanto con los objetos antiguos que ahí se resguardaban y la ruca historia que cada uno de ellos contaban.

Milo miraba de reojo de vez en cuando al francés, sus ojos asombrados de tanta cosa que veía le parecían bastante lindos y cada vez se sentía más apegado a la idea de que a Camus ya lo había visto en anteriores ocasiones, pero no recordaba con seguridad en donde, el intentar recordar le provocaba fuertes dolores de cabeza así que tuvo que respirar profundamente para disipar un poco el dolor.

-¿Milo te encuentras bien?

El griego asintió y continuaron con sus recorrido, la siguiente parada fue el templo de Zeus olímpico, un antiguo templo famoso por sus columnas gigantes, y por albergar una de las estatuas más grandes de Zeus.
Esta vez fue Camus quien habló recordando la historia de Ganimedes, el griego escuchaba atentamente lo que su acompañante le decía.

-Eres muy inteligente y muy bueno explicando Camus, si te lo propusieras podrías quitarme el trabajo- el joven Escorpius solto una carcajada, provocando que el francés se sonrojara ante dichas declaraciones.

El paseo continuo de manera amena, ambos jóvenes compartían una que otra información dejando al otro asombrado.
Visitaron un par de museos más y su paseo terminó en el zoológico de Athenas y su jardín nacional,disfrutaron de ver a los distintos animales y el estar en un jardín tan bello y tranquilo que a pesar de ser domingo y tener varios visitantes les dio algo de paz para descansar en el césped y platicar más.

El atardecer llegaba y con el cambio de color en el cielo.

-Creo que es hora de volver ¿no lo crees Milo?

-Aún hay un lugar más al que quiero que vayamos y después volveremos a casa ¿está bien? Ya le he avisado a nuestros hermanos y no hay problema en llegar un poco más tarde ¿estás de acuerdo o prefieres que ya volvamos?

Los ojos de Milo brillaban de manera mítica con la luz de la luna, haciéndolo ver como un felino observando a su presa o al menos así se sentía Camus, esos ojos lo hipnotizaban y sumados a esa hermosos sonrisa no pudo más que aceptar la petición de Milo de ir a un lugar más.

El joven Escorpius sonrió, aún más de lo que ya lo hacía y tomó a Camus de la mano para llevarlo a la última parada del día.

Tomaron un taxi de vuelta a la acrópolis en donde se levantaba imponente el observatorio nacional de Athenas.
Bajaron del taxi y comenzaron a caminar hasta la puerta del observatorio.

-Milo ¿que hacemos aquí? Este lugar no es turístico.

-Lo sé pero tengo algunos contactos y logre que nos dejaran usar sus telescopios.
Lo ojos de Camus se abrieron como platos del asombro que sentía.
Entraron y allí se encontraron al director de su escuela, Shion Aeris, quien los dejó a solas dejándoles bien claro que no debían hacer nada aparte de lo acordado y recordándole a Milo la parte de su trato para que lo dejaran estar ahí, después de las pertinentes indicaciones, salió del lugar.