4: cuando los sentimientos se hacen incontrolables 📍

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El otoño avanzaba, y con él, las hojas comenzaban a caer, decorando el campus de la secundaria con un manto de tonos cálidos. Jimin caminaba por los pasillos con su típico atuendo pastel, una bufanda rosa pálido rodeando su cuello y un gorro beige que le daba un aire aún más adorable. Sin embargo, por más que lo intentara, no podía sacudirse la extraña sensación que lo acompañaba cada vez que veía a Jungkook. Sentía que su corazón latía más rápido, y sus pensamientos se volvían caóticos.

Por su parte, Jungkook intentaba ignorar ese molesto cosquilleo en el pecho que aparecía cada vez que veía a Jimin. Estaba acostumbrado a ser el chico duro, el que no dejaba que nadie se acercara lo suficiente para lastimarlo, pero con Jimin era diferente. Había algo en la inocencia y dulzura de Jimin que lo desarmaba, que lo hacía cuestionar todo lo que creía saber sobre sí mismo.

Todo alcanzó un punto crítico un día durante la clase de biología. La profesora, la estricta señora Kim, había decidido hacer un experimento práctico en parejas. Como el destino lo quiso, Jimin y Jungkook terminaron juntos.

—Supongo que tendrás que soportarme durante este experimento —dijo Jimin, sonriendo tímidamente mientras colocaba su cuaderno sobre la mesa.

Jungkook se encogió de hombros, tratando de parecer despreocupado.

—No es gran cosa. Solo trata de no derramar nada, ¿vale?

Jimin asintió, aunque una sonrisa juguetona se asomaba en sus labios. Mientras comenzaban a trabajar, Jimin accidentalmente dejó caer un poco de líquido en la mesa, causando una pequeña nube de humo.

—¡Ups! —exclamó Jimin, cubriéndose la boca mientras reía—. Creo que se me fue la mano.

Jungkook lo miró, sorprendido por su torpeza. No pudo evitar reírse también, un sonido que no escuchaba salir de sus propios labios tan a menudo. Era como si Jimin tuviera el poder de romper su fachada, aunque fuera por un momento.

—Eres un desastre, ¿lo sabías? —dijo Jungkook, tratando de sonar molesto, pero el tono divertido en su voz lo traicionaba.

—Lo sé —respondió Jimin con una sonrisa radiante—. Pero, ¿qué sería de ti sin un poco de caos en tu vida?

Jungkook rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír. Mientras continuaban con el experimento, se dio cuenta de que, por primera vez, estar cerca de Jimin no lo hacía sentir incómodo. Al contrario, disfrutaba de la compañía del chico, incluso si eso significaba lidiar con sus accidentes.

Al final de la clase, ambos lograron completar el experimento con éxito, aunque con algunas manchas en sus batas de laboratorio. Mientras recogían sus cosas, Jimin hizo una pequeña broma que sorprendió a Jungkook.

—¿Sabes, Jungkook? Con tanto químico que derramé hoy, creo que podríamos inventar un perfume llamado "Caos en Pastel". Seguro sería un éxito entre los que quieren oler a desastre adorable.

Jungkook soltó una carcajada tan fuerte que atrajo la atención de toda la clase. Se cubrió la boca rápidamente, tratando de contenerse, pero la risa seguía escapándose.

—¡Dios, Jimin! —dijo entre risas—. Creo que acabas de darme la mejor idea de negocio del siglo. Aunque no sé si el mercado está listo para algo así.

Jimin rió también, disfrutando del momento. Era raro ver a Jungkook relajado, y mucho menos riendo tan abiertamente. Se sintió orgulloso de haber sido capaz de sacarle una risa genuina.

Mientras caminaban juntos hacia la cafetería, todavía riendo por la idea del perfume, se encontraron con Taehyung, quien no perdió la oportunidad de lanzarles una broma.

—¿Qué pasa, pareja? ¿Inventando nuevas fragancias para conquistar al mundo?

Jungkook frunció el ceño, aunque con una sonrisa en los labios.

—No somos una pareja, Taehyung.

—Aún —añadió Jimin en voz baja, lo suficiente como para que solo Jungkook lo escuchara.

Jungkook lo miró con sorpresa, pero en lugar de molestarse, se encontró riendo de nuevo. Había algo en Jimin que le hacía difícil no disfrutar de su compañía.

El resto del día transcurrió entre clases y pequeñas interacciones entre Jimin y Jungkook. Pero lo que ambos no podían ignorar era cómo esa pequeña chispa de cercanía comenzaba a crecer. Jungkook sentía cómo sus defensas se debilitaban, y Jimin, por su parte, empezaba a creer que tal vez, solo tal vez, tenía una oportunidad.

Al caer la noche, cuando Jungkook estaba solo en su habitación, no podía dejar de pensar en Jimin. Cada vez que cerraba los ojos, veía la sonrisa radiante del chico, escuchaba su risa contagiosa, y sentía esa calidez en el pecho que lo hacía dudar de todo. Por primera vez en mucho tiempo, el chico malo estaba confundido, y eso lo asustaba y emocionaba a partes iguales.

Jimin, por otro lado, se fue a dormir con una sonrisa en los labios. Sabía que había logrado algo ese día, aunque fuera pequeño. Había hecho reír a Jungkook, lo había acercado un poco más a él, y eso era suficiente para que su corazón latiera con esperanza.

Pero la historia entre ellos apenas comenzaba, y aunque ninguno de los dos sabía cómo terminaría, ambos estaban listos para descubrirlo, un paso a la vez.

✨ Contrastes del corazón ✨ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora