Capitulo 1: El regreso del Alfa

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La luna llena iluminaba el cielo, bañando el territorio de la manada en una luz plateada. Había una expectación palpable en el aire, pues corría el rumor de que Enzo Fernández, el alfa más fuerte que había abandonado la manada años atrás, estaba de regreso. Nadie sabía qué lo había hecho volver, pero todos esperaban su aparición con una mezcla de respeto y temor.

Julián Álvarez, un omega reconocido por su belleza y su inteligencia, intentaba pasar desapercibido en la multitud. Aunque muchos lo admiraban, él había aprendido a mantenerse al margen. No quería ser el centro de atención, y mucho menos hoy. Pero su corazón latía con fuerza cuando escuchó el nombre de Enzo resonar entre los murmullos.

Recordaba a Enzo, aunque habían pasado años desde la última vez que lo vio. El alfa había sido una presencia intimidante, incluso entonces. A pesar de su juventud, Enzo irradiaba poder y seguridad. Y Julián, siendo un omega, había sentido una conexión inexplicable con él, aunque nunca se lo había confesado a nadie.

De repente, la multitud se abrió, y ahí estaba: Enzo, con una postura dominante y unos ojos que lo observaban todo con intensidad. Su presencia llenaba el lugar, y su olor alfa inundó el aire, haciendo que los omegas presentes bajaran la cabeza en un acto casi instintivo. Todos menos Julián, que aunque sentía su cuerpo reaccionar al instinto de sumisión, forzó a su mente a resistirse.

Los ojos de Enzo encontraron a Julián entre la multitud. Fue un segundo, pero para Julián, se sintió como una eternidad. El alfa no apartó la mirada, y Julián sintió un escalofrío recorrerle la columna. Había algo en esa mirada, algo que iba más allá del simple reconocimiento.

—Así que, al final, volviste —murmuró Julián para sí, intentando contener el temblor en su voz.

Sin embargo, lo que no esperaba era que Enzo caminara directamente hacia él, ignorando a todos los demás.

—Julián —su voz profunda resonó en los oídos del omega.

El cuerpo de Julián reaccionó al instante, su corazón acelerado, sus instintos omega luchando por controlarse. Intentó mantener la calma, pero estar tan cerca de Enzo, sentir su olor dominante y notar la forma en que lo miraba, hacía que fuera casi imposible.

—¿Qué... qué haces acá? —logró decir finalmente, con un hilo de voz.

—Vine a reclamar lo que es mío —respondió Enzo, sus ojos brillando con una determinación inquebrantable.

El mundo de Julián se tambaleó. Sabía lo que significaba esa afirmación en el contexto de su sociedad. Los alfas reclamaban a los omegas cuando sentían una conexión profunda, y por más que quisiera negarlo, Julián no podía ignorar que había algo entre ellos que siempre había estado ahí, latente.

Pero no era alguien que se rindiera tan fácilmente, y aunque su cuerpo omega ansiaba someterse al alfa, su mente seguía siendo fuerte.

—No soy un objeto para ser reclamado —respondió Julián, alzando la cabeza, desafiando el poder que Enzo ejercía.

Enzo sonrió, pero no era una sonrisa de burla, sino de admiración. Julián era diferente a cualquier omega que hubiera conocido, y eso solo lo hacía desearlo más.

—Nunca dije que lo fueras —contestó el alfa, acercándose un poco más, hasta que sus cuerpos casi se rozaron—. Pero no podes negar lo que hay entre nosotros.

Julián tragó saliva, incapaz de apartar la vista de Enzo. Sabía que esa batalla no sería fácil, pero en el fondo, algo dentro de él ya había comenzado a rendirse ante el poder del alfa.

Entre el instinto y el amor AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora