Julián no podía dejar de pensar en lo ocurrido la noche anterior. Cada vez que cerraba los ojos, revivía el momento en el que Enzo se había acercado tanto que su aliento caliente acarició su piel. Su cuerpo omega había reaccionado de una manera que no podía controlar, pero su mente aún luchaba por mantener el control. No quería ceder, no quería ser otro omega sometido a los caprichos de un alfa.
Sin embargo, el poder de Enzo era innegable. En toda la manada, todos hablaban de su regreso y de cómo había cambiado. Se decía que ahora era más fuerte, más dominante, y que ningún otro alfa se atrevía a desafiarlo. Julián no quería ser una más de las historias sobre alfas y omegas que terminaban en sumisión. Él quería ser libre, ser capaz de decidir por sí mismo. Pero, ¿cómo iba a enfrentarse a la fuerza arrolladora de Enzo?
Esa tarde, mientras paseaba por el bosque cercano al territorio de la manada, Julián intentaba aclarar sus pensamientos. El aire fresco le ayudaba a calmar sus emociones, pero una sensación familiar lo invadió. Lo estaba siguiendo. Sin girar, ya sabía quién era. El aroma inconfundible de Enzo lo envolvió de nuevo.
—¿Otra vez vos? —dijo Julián, deteniéndose junto a un árbol y cruzando los brazos.
Enzo apareció entre los árboles, su figura imponente destacando en la penumbra del bosque. Caminaba con una confianza que parecía inquebrantable, y sus ojos estaban fijos en Julián, como si fuera la única cosa que le importara en ese momento.
—No podes ievitarlo, Julián —dijo Enzo, acercándose lentamente—. Sabes que esto es más grande que nosotros.
Julián dio un paso atrás, apoyándose contra el árbol detrás de él. Podía sentir cómo el calor se apoderaba de su cuerpo cada vez que Enzo se acercaba. Era una reacción instintiva que odiaba y, al mismo tiempo, no podía controlar.
—No te confundas —respondió con la voz firme, aunque su cuerpo temblaba ligeramente—. No soy el omega sumiso que esperas que sea.
—No lo creo —respondió Enzo, inclinándose hacia él—. Y por eso te quiero a vos.
Las palabras hicieron que el corazón de Julián latiera aún más rápido. Nunca antes había escuchado a un alfa hablar así. Enzo no lo veía solo como un omega más; había algo en la forma en que lo miraba, como si realmente lo deseara por lo que era y no solo por el lazo natural entre ellos.
Pero la resistencia de Julián seguía siendo fuerte. Levantó la mirada hacia Enzo, intentando mantener su compostura, aunque el deseo crecía en su interior.
—No quiero ser reclamado como si fuera una propiedad —dijo Julián, con los ojos llenos de determinación—. Si vamos a hacer esto, será en mis términos.
Enzo lo miró en silencio durante unos segundos, y luego, para sorpresa de Julián, asintió. No hubo rastro de burla en sus ojos, solo una aceptación tranquila que Julián no esperaba.
—De acuerdo —dijo Enzo finalmente, su voz grave pero suave—. Esto será a tu manera, Julián.
El omega sintió un torbellino de emociones dentro de él. Nunca pensó que un alfa como Enzo pudiera ceder a sus condiciones. Pero ahí estaba, respetando su decisión. El poder de la atracción entre ellos era innegable, pero también lo era la nueva dinámica que se estaba formando.
Enzo se acercó un poco más, hasta que su rostro quedó a escasos centímetros del de Julián. Podía sentir el calor del cuerpo del alfa envolviéndolo, y su olor lo embriagaba. Pero esta vez, Julián no retrocedió. Se mantuvo firme, sus ojos fijos en los de Enzo.
—Entonces —dijo Enzo en un susurro, con una sonrisa en los labios—, decime cuáles son tus términos.
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Entre el instinto y el amor AU
FanfictionJulián Álvarez, un Omega dulce pero testarudo, y Enzo Fernández, un Alfa dominante y protector, se ven atrapados en un destino donde la naturaleza los empuja a unirse. Entre desafíos, pasión y momentos de vulnerabilidad, ambos deberán aprender a con...