El aire en el pequeño claro del bosque se tornó denso, cargado de una tensión palpable. Julián mantenía su mirada fija en Enzo, sintiendo cómo la brisa de la tarde hacía bailar suavemente las hojas de los árboles a su alrededor. El alfa había aceptado sus condiciones, pero ahora la pregunta que rondaba en su mente era: ¿qué quería él realmente?
Enzo no apartó los ojos de Julián en ningún momento, su presencia era abrumadora, pero ya no se trataba solo de dominación o de poder. Había una intensidad en su mirada que dejaba ver que lo que sentía iba más allá del simple instinto alfa. Y eso desconcertaba a Julián.
—Primero —empezó Julián, su voz firme aunque su corazón latía con fuerza—, no soy alguien que se someterá a tus caprichos. Si realmente quieres que esto funcione, tendrás que demostrar que respetas quién soy. No me cederé fácilmente.
Enzo asintió lentamente, sin interrumpir. Sus ojos, oscuros y profundos, observaban cada movimiento de Julián, como si quisiera memorizar cada palabra que decía, cada gesto que hacía.
—No soy como los otros alfas, Julián —respondió Enzo, su tono bajo y sincero—. No me interesa forzarte a nada. Quiero que esto sea mutuo.
Julián sintió un ligero temblor en su interior. Las palabras de Enzo no coincidían con lo que siempre había escuchado sobre los alfas. Ellos reclamaban, dominaban y los omegas aceptaban su destino. Pero Enzo parecía estar rompiendo todas esas normas.
—Si eso es cierto —continuó Julián, armándose de valor—, entonces tendrás que demostrarme que puedo confiar en vos. No solo como alfa, sino como... alguien con quien puedo construir algo real.
Por primera vez, Enzo dio un pequeño paso atrás, como si las palabras de Julián hubieran dejado una marca profunda en él. Había algo en la forma en que el omega hablaba que tocaba algo más que su instinto de alfa. Era un reto, pero también una promesa de algo más profundo.
—Lo haré —afirmó Enzo, su voz firme y decidida—. Lo que sea necesario para ganarme tu confianza.
Julián lo miró en silencio, dejando que las palabras de Enzo calaran hondo en su mente. Había algo diferente en ese alfa, algo que lo hacía único. Y aunque su cuerpo omega todavía reaccionaba instintivamente a la presencia dominante de Enzo, su mente comenzaba a aceptar la posibilidad de que esto no fuera simplemente una unión forzada por la naturaleza.
—Entonces, empecemos desde cero —dijo Julián, apartando un mechón de cabello de su rostro—. Sin presiones, sin demandas. Quiero conocerte, Enzo. Y quiero que me conozcas, más allá de lo que dicta el instinto.
Enzo esbozó una ligera sonrisa, algo poco habitual en él. Asintió de nuevo, sabiendo que el verdadero desafío apenas comenzaba. No sería fácil para ninguno de los dos, pero si había algo que entendía, era que Julián valía cada esfuerzo.
—Como vos quieras, Julián —respondió el alfa, acercándose un poco más, pero esta vez con un gesto suave, no impositivo—. Lo haremos a tu manera.
Los dos se quedaron en silencio por un momento, el viento susurrando a su alrededor, como si la naturaleza misma los envolviera en su propio espacio. Julián sentía que algo había cambiado en esa conversación. Había establecido los términos, y Enzo, contra todo pronóstico, los había aceptado sin dudarlo.
Con el paso de los días, ambos comenzaron a pasar más tiempo juntos. Al principio, fue simplemente hablando, aprendiendo sobre el otro. Julián descubrió que Enzo era mucho más que un alfa dominante. Había un lado de él que el resto de la manada no veía, una vulnerabilidad que solo él tenía el privilegio de conocer.
Y, poco a poco, sin que Julián se diera cuenta, empezó a bajar sus propias defensas. Aunque el deseo seguía latente, había algo más que crecía entre ellos: una conexión que iba más allá de lo físico, más allá de los roles de alfa y omega.
Pero mientras esa conexión se fortalecía, Julián sabía que en algún momento tendría que tomar una decisión. ¿Podría entregarse completamente a Enzo, confiar en él no solo como alfa, sino como compañero? El futuro aún era incierto, pero algo en su interior le decía que valía la pena descubrirlo.
ESTÁS LEYENDO
Entre el instinto y el amor AU
Fiksi PenggemarJulián Álvarez, un Omega dulce pero testarudo, y Enzo Fernández, un Alfa dominante y protector, se ven atrapados en un destino donde la naturaleza los empuja a unirse. Entre desafíos, pasión y momentos de vulnerabilidad, ambos deberán aprender a con...