00:00am Puerto Rico
Me desperté con un gruñido, con un dolor en el vientre. Cuando me di la vuelta y tanteé somnolienta en busca de mi mejor amiga, el gruñido se convirtió en un gemido un tanto desesperado cuando recordé que había escuchado que había mencionado algo sobre salir a comprar unas cosas para el stream de hoy. Sin embargo, no preste mucha atención a la conversación porque no llevaba sujetador en ese momento, así que mis ojos se habían fijado en mis pezones erectos bajo la camiseta de tirantes.
- Mierda. - gemí cuando sentí una punzada en mi vagina por la exitacion, mis caderas se movieron instintivamente en busca de estimulación. Ya estaba muy sensible, con gotas rozando mis muslos manchando las sábanas que tenía debajo. Y en ese momento no me importó que alondra acabará de cambiar las sábanas ayer, después de haber pasado casi veinte minutos resoplando y bufando para acomodar perfectamente su cama; y aunque el placer no era nada comparado con mi mejor amiga dentro de mí a primera hora de la mañana, era muchísimo mejor que andar con mis bragas todas mojadas mientras esperaba la llegada de alondra a casa.
Sin pensarlo, me acerqué a la mesita de noche, tanteando hasta que mis manos agarraron mi teléfono. En cuestión de segundos, había conseguido marcar el número de alondra, asegurándome de tener mucho cuidado de no llamar a otra persona por accidente.
- ¿Hola? - La dulzura de su voz casi me hizo querer colgar para que pudiera seguir con su día sin tener que lidiar conmigo, pero estaba demasiado desesperada en ese momento.
- ¿Todo bien?- No. - Suspiré, reprimiendo un gemido cuando me froté con más fuerza contra la cama. - Lo siento muchísimo, sé que estás ocupada y eso pero yo... mierda, - no pude evitar los pequeños gemidos que escapaban de mis labios. - Te necesito. - jadeé, con la respiración entrecortada cuanto más me movía en el colchón.
- Por favor, amor, necesito que me hables, que me ayudes a correrme.- Me imaginé que llamabas para eso. - alondra comentó, con la voz más baja ahora. - Por eso salí de la habitación cuando vi tu nombre en mi teléfono, siempre tan desesperada por la mañana.
- Siempre y sólo por ti. - Prometí, sin contener ya los gemidos y lamentos que brotaban descaradamente de mis labios.
- ¿Estás cerca? - Preguntó, probablemente haciendo girar un mechón de pelo alrededor de su dedo - Normalmente eres tan sensible que con unos pocos besos ya estás rogando por correrte.
- Tan cerca. - El gemido lastimero que salió del fondo de mi garganta cuando sentí que los músculos de mi vientre se contraían, con la cara roja cuando pensaba en ella hablando conmigo en un lugar publico, pero ahora mismo no me importaba lo desesperada que sonaba, lo desesperada que estába.
-Sigue hablando. - Supliqué, frotandome larga y duramente contra la cama mientras intentaba contenerme por ella.- ¿Te vas a correr? - Alondra me incitó. - Dejate llevar por mí amor, imagíname allí, chupandote, con mis dedos dentro de ti. Oh dios, me aprietas tan bien. - Ella gimió, - córrete rai, córrete por mi.
Y eso fue lo que me llevó al límite. Los gemidos de alondra a través del teléfono mientras pensaba en su mejor amiga corriendose en sus dedos. Mis caderas se detuvieron derrepente, los gemidos que emitía eran música para los oídos de alondra, lamentos mezclados con gemidos de su nombre y una retahíla de blasfemias, - mierda...
mierda, alondra. Mierda.- G-gr-gracias. - Conseguí soltar entre respiraciones pesadas. - Siempre tan buena conmigo.
- De nada. - Alondra respondió. - Ahora tengo que pasar el día mojada y sólo podré pensar en ti gimiendo mi nombre por teléfono.
- Te lo devolveré más tarde.
- Prometí. - Te haré sentir mejor que nunca.- Siempre lo haces. - Alondra aseguró.
M.